Las historias más populares de hadas, surgieron a
partir de los mitos, mientras que otras fueron incorporadas a ellos.
Ambas personificaban la experiencia acumulada por
una sociedad, tal como los hombres deseaban recordar la sabiduría pasada y
transmitirla a futuras generaciones.
Los cuentos de hadas proporcionan un conocimiento
que ha sostenido la antigüedad, pero solo se ha revelado a los niños, de un
modo simple, directo y accesible.
Entre el mito y el cuento de hadas, comparten
puntos en común, pero en los mitos, el héroe se presenta al oyente o al lector,
como una figura que debería emularse en su propia vida.
La mitología expresa el simbolismo de un conflicto interno y sugiere cómo podría resolverse, aunque no es necesariamente, el interés central.
A partir de una temática cualquiera, lleva consigo una fuerza espiritual impresionante. No solo porque lo divino está presente, sino, porque los héroes ponen constantes pruebas a los mortales.
Los protagonistas y los acontecimientos en los
cuentos de hadas, también personifican e ilustran conflictos internos, pero
sugieren sutilmente, cómo pueden resolverse dichos conflictos.
En definitiva, los cuentos de hadas se presentan de
un modo sencillo y no se le exige nada al que lo escucha o al que lo lee.
Esto impide que incluso el niño más pequeño, se sienta impulsado a actuar de una determinada manera… ¿Por qué? Y porque la historia nunca hará que el niño se sienta inferior.
Al contrario, lejos de exigir nada, proporciona
seguridad, da esperanzas respeto al futuro y mantiene la promesa de un final
feliz… Algo que no suele darse con demasiada frecuencia en los mitos.
PARTE 1
Desde tiempos remotos, las hadas habitaron regiones
inaccesibles como la oscuridad de cuevas, la espesura de los bosques, en
palacios de cristal bajo los ríos, islas remotas y bordeadas de misteriosos
océanos -o acaso- ocultas debajo de ellos.
Conforme al estudio etimológico, la palabra hada es de voz latina y vinculada al futuro, pues intervienen e influencian de manera fatal, el destino del hombre.
La exactitud de sus comienzos abre bastantes dudas
y lo poco que sabemos, proviene de tradiciones rurales del norte europeo y
crónicas sobrevivientes de la cultura celta.
Durante la Edad Media se las describía como seres sobrenaturales, a veces piadosos o diabólicos, es decir, el contacto con el hada no siempre era beneficioso… Porque, pese a que se relacionaban con hombre, nunca intentaba atraparlo a la fuerza.
Ellas imponían un contrato por el cual, invitaba a
compartir su fortuna, ser su amante, compañera y la madre de sus hijos… Eso sí,
con el incumplimiento, la unión desaparecía o concluía con la muerte del
amante.
Así que, fíjese, ¿no? Había que andar con cuidado,
pues, ofenderlas, revelaba un enorme peligro.
Un relato interesante y poco difundido, explica que fueron ángeles expulsados del cielo y presenciaron la formación de la vida en la Tierra.
Para otras versiones, almas errantes o paganas, ni
tan buenas para el Paraíso, ni tan malas para el Infierno y por ello quedaron
aquí, viviendo la eternidad, como el recuerdo de una raza extinta.
Cuenta la
leyenda que Eva debía bañar a sus hijos, entonces cargó con todos, hacia la
orilla de un río.
Mientras
bañaba a algunos, otros quedaron jugando alrededor de un árbol cercano… Hasta
que se escuchó la voz de Dios…
Para
protegerlos de algún castigo, Eva escondió a los que aún no había bañado.
Así que
cuando le preguntó si esos eran todos sus hijos, ella respondió que sí, por
supuesto, ignorando que todo lo ve.
Entonces,
Dios le dijo que aquellos que había escondido, a partir de ese momento estarían
ocultos a los ojos del hombre, bajo el aspecto de hadas o elfos.
PARTE 2
Según las historias infantiles, las hadas están
encargadas de proteger y transmitir serenidad y amor en los bosques.
Tienen la piel blanquísima, de voz dulce y
agradable, ojos rasgados y brillantes y una delicada belleza que no superaba el
medio metro de alto, aunque compensadas con alas prácticamente imperceptibles,
casi transparentes.
Descansan sobre las márgenes del arroyo o encima de las flores, algo que las confunde con las mariposas. También les gusta conversar con las aguas de las fuentes y manantiales, ayudar a los animales heridos y los árboles partidos por las tormentas, a los enamorados y aquellos que hubiesen extraviado el rumbo.
Pero más allá de la representación clásica, los autores coinciden que tales poderes y conocimientos, son los elementos que conforman y rigen la Creación.
Es decir, del mismo modo que los griegos dividieron
la materia, en cuatro raíces o espíritus, las hadas fueron organizadas entre
las esencias del universo.
El alquimista Paracelso, ordenó a las hadas en
espíritus que reglaban la tierra, el agua, el fuego y el aire.
Para comenzar, la tierra las habitaban los duendes, elfos, gnomos y trolls.
Al duende lo describió pequeño y aspecto humanoide, piel verdosa, de orejas puntiagudas y caracterizado por haber sido escurridizo y muy cuidadoso con la naturaleza.
Los elfos eran siniestros y diminutos, robaban
hacienda y niños y en otros órdenes, se complacían en ocasionar dolores
neurálgicos.
En el Medioevo fue común la creencia que los elfos,
oprimían el pecho de los durmientes e inspiraban sueños atroces… El escritor
Stevenson afirmó que él mismo había adiestrado a sus brownies en el oficio
literario.
El término brownie deriva –quizá, lateralmente– de
los elfos.
Los brownies tenían la tez oscura y usaban sombrero
de copa verde y ropa marrón, aunque andrajosas y raídas… Cuando Stevenson
soñaba, éstos sugerían temas fantásticos.
La leyenda cuenta que la extraña transformación del
doctor Jekyll, en el diabólico señor Hyde, fue mérito de un brownie.
Los gnomos eran enanos barbudos, de rasgos toscos y grotescos, andaban con ropa ajustada de color pardo y capuchas monásticas.
Habitaban las entrañas, trabajando en minas y
custodiando tesoros subterráneos, tal como metales, oro y demás piedras
preciosas.
La palabra gnomo deriva del griego y significa
conocimiento y se conjetura que conocían el preciso lugar donde los metales se
hallaban ocultos.
El troll vivía en cuevas de montañas, erigidas sobre pilares de oro y cuyas entradas, pudieron estar bajo grandes cantos rodados del bosque.
Los trolls fueron malignos y estúpidos y los más
distinguidos, dotados de dos o tres cabezas.
Al margen de considerarlos como avaros, fueron
grandes cocineros que horneaban deliciosos panes, pues disfrutaban los grandes
banquetes.
Sin embargo, ellos trataron a la gente, del mismo
modo que se los trataba.
En ese sentido, ¡los trolls resultaron muy
vengativos! Una vez provocados, salían a robar la comida que los granjeros
almacenaban, en el menor de los casos.
Pasemos al segundo elemento, el agua, que representa la curación, lo psíquico y el amor, porque como bien sabemos, el agua purifica y limpia.
Los seres de éste plano se hallaban en lagos,
estanques, manantiales, pozos, fuentes, etc., aunque adoraban las aguas de las
cascadas. De hecho, tras la caída de una catarata o un salto, estaban las
puertas secretas de las hadas.
Naturalmente, este grupo lo constituyen las
sirenas, nereidas y ninfas.
Las sirenas o tritones se unieron en matrimonio con humanos, pese a que podían traicionar, recuérdese a Odiseo durante el regreso a Ítaca. En los mares de Italia, el Hada Morgana urde espejismos para confundir y perder a los navegantes.
Sin embargo, Homero no precisa cómo son exactamente, salvo Ovidio, como aves de plumaje rojizo y cara de virgen.
Apolonio de Rodas, medio cuerpo arriba son mujeres
y abajo, aves marinas… Pero fue Tirso de Molina que habló de ellas, tal como la
conocemos ahora, es decir, mitad mujer, mitad pez.
Las nereidas ayudaban a los pescadores en las tormentas o los protegían mágicamente, bajo las olas.
Medían apenas cinco centímetros y permanecían solo
un año en plano físico y cien años, en plano cósmico.
Las aguas de las ninfas, otorgaban el don de la poesía y otras, el poder de la profecía.
De acuerdo a Paracelso, las ninfas vivían mil años,
invisibles en los arboles… Lo que nos conduce a pensar que estamos frente a
seres inmortales.
Se las ha descripto como doncellas muy hermosas
pero verlas, producía la locura… Y verlas desnudas, la muerte.
El aire estuvo habitado por las Sílfides, controlando los vientos, la inteligencia y por cierto, la mente.
En general, pequeñas y complacidas sobre los hongos del bosque, al igual que las mariposas.
Paracelso las menciona, pero no las describe, sin
embargo, se sabe que tenían aspecto humano, grandes en estatura y una belleza
varonil similar a las Amazonas, aquellas guerreras que debió enfrentar
Heracles, para obtener el cinturón de Hipólita.
Amaron las ciencias, la sabiduría y detestaban a
los necios y a los ignorantes.
Finalmente, el fuego, elemento de la Creación, así como de la Destrucción.
Lo fascinante y aterrador de este elemento, es su
ambivalencia, ya que es acogedor y muestra un lado cálido, ofreciendo luz y
calor. Pero al mismo tiempo, es devastador y arrasa todo a su paso, una vez que
se descontrola o enfurece.
Este es símbolo imperfecto de las cosas, pues, pese
a la naturaleza, imprevisible y de cambios continuos, abre las posibilidades más
insólitas, con la ayuda de la imaginación y el coraje.
Había un
hombre muy pobre que encontró un duende prodigioso.
Le contó su
amarga vida y el duende, luego de escucharlo, vio un ladrillo tirado sobre el
suelo y procedió a tocarlo, apenas con uno de sus dedos.
Mágicamente, ¡el
ladrillo se convirtió en oro!
Le ofreció
aquel milagro, pero el hombre respondió que era insuficiente, debido a las
grandes deudas que tenía.
Esta vez, el
dedo del duende tocó una estatua de piedra, pero el hombre volvió a decir que
era poco.
Sorprendido,
el duende, preguntó…
- Pero
entonces, ¿dime qué quieres?
- Quiero tu
dedo.
PARTE 3
Las hadas tuvieron la facultad de interceder,
mágicamente, en los sucesos del hombre y éste es uno de los detalles que suelen
ampliarse en varios mitos, alrededor de su estructura.
Al respecto, Robert Graves habla de las tres Moiras en Grecia, Cloto, Láquesis y Átropos, de su equivalente romano, las Parcas, Nona, Décima y Morta y las Nornas en los pueblos nórdicos, Urd, Verdandi y Skuld.
Todas doncellas melancólicas, de aspecto severo y
que empleaban el huso para tejer y destejer, día y noche, el transcurso de la
vida humana.
Similar a las anteriores, la mitología letona puso
el destino en manos de Dēkla, encargándose de la niñez, Kārta de la vida adulta
y Laima, la sentencia mortal y definitiva del sujeto.
Los mayas, Xtabay, una mujer que habitaba los pozos
de agua. Encantaba a los hombres y tras seducirlos, los arrojaba a los pozos
donde morían.
En el Antiguo Egipto, hubo siete Hathores, consideradas sus hijas de Hathor o una múltiple manifestación de sí misma.
Cuando nacía un niño, las Hathores iban a su lado y
le anunciaban su destino, pues conocían el futuro y el momento fatal de cada
egipcio… Entonces, a un príncipe que nacía desafortunado, se le concedía un
designio mejor para asegurarse la dinastía y por ende, el favor del pueblo.
Para la tradición árabe, los djinn, una vez conjurados en ritos mágicos, intervenían en los asuntos humanos, a través de diversas tareas y servicios.
Los djinn eran expertos en cambiar de forma,
ejemplo, serpientes, insectos y perros negros, incluso, volverse invisibles. Y
aunque de aspecto demoníaco y comparado con el mal, el djinn podía ser bueno… A
menudo se presentaban bajo el aspecto de bellas y seductoras muchachas.
A los djinn les gustaba vagar por desiertos y
habitar las tierras salvajes, como el caso de las cuevas, pero se sospecha que
aún viven en su propio reino, a lo mejor, una dimensión paralela.
Durante tiempo se consideró al djinn, dañino y
peligroso, capaz de traer mala suerte, enfermedades, desastres y también, la
muerte.
En general, nadie confió en ellos, pues, cuando
concedían favores, embaucaban y modificaban los tratos hechos.
PARTE 4
Gervasio de Tilbury, además de ser uno de los
primeros en describir el tamaño de las hadas, produjo una obra sobre el volcán
Etna, oída en la Sicilia antigua.
El protagonista de la historia era un lacayo del
prelado de Catania.
Una noche se quedó dormido y perdió el caballo del
obispo. Como no lograba verlo a cielo abierto, fue a buscarlo al interior de
unas grutas.
Era un camino angosto, conduciéndole hacia lo que
sería una enorme pradera, llena de encantos y maravillas.
Allí encontró un palacio y dentro, al rey Arturo,
recostado sobre el lecho.
Arturo mandó buscar el caballo y el lacayo fue
enviado nuevamente al exterior, con obsequios para el obispo.
No nos parece curioso que algunos detalles, se repitan en infinidad de relatos… Pero es perturbador que el volcán Etna, sea la entrada al reino de las hadas y para otros autores, la puerta al Infierno… Quizá ambos signifiquen lo mismo.
Bien, ¿pero cómo reconocer a un hada? Comúnmente vuelan sobre hojas y ramitas. Son tiernas, frágiles y tan pequeñas para meterse en el interior de una flor.
Tienen una sola ventana en la nariz, un solo diente
frontal muy prominente y los dedos de sus pies, unidos por membranas
interdigitales, como el caso del Buda.
Un detalle melancólico que nos trae Borges… Sus
ojos están enrojecidos de tanto llorar. Impresionante.
Pueden llegan a ser buenas… Las hadas pueden ser buenas, siempre y cuando les dejen ofrendas de leche, miel o granos dulces, así como les encanta recibir vestidos de regalo. Claro, aquí se trata de sobornarlas y pedirles que no molesten, ya que son realmente muy caprichosas.
Les fascinan los bailes y los desfiles, mientras abunde el lujo y la fastuosidad, a los cuales son adeptas y se las asocia con el color verde, tonos que naturalmente visten, además de joyas y brillantes. Los duendes, sin embargo, pueden aparecer desnudos.
Por lo demás, limpian la casa o conceden dones,
merodear los jardines y beber leche de vaca, directamente de la ubre.
Detestan a los espías y fisgones. A quienes
capturan en tal situación, son castigados con la ceguera, porque a pesar de su
rapacidad, son muy severas con los que tratan de robarles algo.
Por el contrario, a los dueños de una naturaleza
generosa y que se disfrazan para visitarlas en su reino, las hadas le sonríen.
PARTE 5
Al cruzarse con un hada, conviene ser cautos con lo
siguiente… Incluso las más virtuosas e inocentes logran ser peligrosas,
inestables, retorcidas y versadas en cualquier traición.
Borges añade a los poderes para inmovilizar, robar
cosechas, matar ganado, etc., la habilidad de metamorfosearse, porque las
convierte en seres letales. A veces anuncian la mala suerte, al pie de
las ventanas y en otras, representa –lisa y llanamente- la proximidad de la
muerte.
Por supuesto, roban niños no bautizados y en cuanto al adulto, es preciso que haya cometido una mala acción. Ejemplo, dormir o molestarlas donde tuviesen su corte, ¡garantiza acabar secuestrado! Y dicho secuestro, es definitivo… Aquel que ingresa al mundo de las hadas, jamás puede regresar.
El reverendo Robert Kirk reveló que las hadas pagaban un tributo a Lucifer. Y a fin de eludir ellas mismas el Infierno, el pago consistía en hombres o mujeres, seducidos con su hermosura en bailes que previamente organizaban.
Por su parte, Katharine Briggs las describió de
espíritus siniestros como los vampiros, pero que engañaban bajo la forma de
bellas mujeres… Así, una vez invitados los hombres a bailar y encantados con
algún hechizo, se perpetraba un macabro festín de sangre.
Una historia
refiere al horror que vivía un hombre, acosado por ellas… Hasta que cierto día,
raptaron el alma de su mujer.
Los magos le
explicaron que romper el hechizo, implicaba arrojar un jarro con leche fresca
sobre la imagen afantasmada de su mujer, en el instante que el cortejo de
hadas, atravesara las oscuridades del bosque.
Para mayor
complicación, solamente podría hacerlo, durante la víspera de todos los santos…
El hombre supo que estaba ante una decisión límite… Rescatar a su amada y al
mismo tiempo, matar a las hadas por aquel acto.
Pronto se escondió, esperando el momento, pero al parecer la leche estaba aguada… Y cuando vio venir el cortejo, éste actuó, sin medir las consecuencias.
Aquella
determinación pareció milagrosa, pues sirvió para romper el hechizo y que la
mujer cayera del caballo…
Sin embargo,
hubiese sido necesario un milagro más… Porque las hadas la rodearon de
inmediato y la mataron.
El interés que tienen las hadas sobre la fertilidad, se oscurece con los métodos que usan para llevarla a cabo…Capturan madres para que alimenten a sus crías y muchachos fuertes que les sirvan de amantes y que sepan laburar.
Sucede que nacen pocas y las que nacen, tienden a
ser débiles y enfermizas, generando una sustitución desagradable… A fin de
engrosar sus filas, roban a los recién nacidos y a cambio, dejan una criatura
doliente.
Por ello, los habitantes de las Islas Británicas,
permitían que todo padre maltratase al pequeño que abandonaron en su lugar.
Es una actitud de toda crueldad, pero creían que ese era el único medio para recuperar al verdadero hijo que habían robado.
PARTE 6
La mayoría de las civilizaciones europeas han
creído en hadas, pero donde tuvieron más éxito, ha sido en Inglaterra.
Sin embargo, revelan que las más bellas provienen
de Irlanda.
Las hadas irlandesas son pequeñas criaturas,
conocidas por el nombre de Dana O'Shee, eternamente jóvenes y muy bonitas,
visten trajes con piedras preciosas y les encanta la bailar y cazar.
En el folklore irlandés, son elfos que viven
organizados en un reino, típico de la época de la caballería, con su
propio rey y reina y familia real.
A menudo se los pueden ver durante el crepúsculo,
montando una procesión encabezada por el rey elfo o la reina hada.
Dana O'Shee posee una malicia traviesa y muchos consideran que su verdadero hogar, es el reino de los muertos.
Los que oyen un solo acorde de su música, caen
sorprendidos. Luego esclavizados en la corte, como sirvientes o simples
juguetes… Algo similar ocurre con la belleza… Un sujeto encantado por su
extraordinaria belleza, se pierde para siempre.
Para Sir Walter Scott, el hada es un gemido
horroroso, escuchado en las noches de Irlanda, así como en Gales y Bretaña.
El hada de Escocia se llama Banshee, que significa mujer hada.
Al Banshee le atribuyen moradas subterráneas, donde
confinan a los niños y a los hombres secuestrados y creen que poseían las
puntas de flechas neolíticas, exhumadas en los campos de batalla y a las que
dotaban con infalibles virtudes medicinales.
Los gemidos de una Banshee, sugieren una muerte inmediata y si gimen varias de ellas, significa que va a morir una persona sagrada.
Están cerca de los ríos, lavando ropas
ensangrentadas del futuro difunto. Cada tanto, es posible alcanzarlas y son
obligadas a revelar el nombre del próximo en morir.
El mito hindú habla de las apsarás y las nagas.
Las primeras son hadas bondadosas, digamos,
doncellas celestiales de elegancia y belleza, que bailan la música que producen
sus esposos, los Gandharvas o sirvientes del dios Indra.
Habitan en los palacios dorados del Paraíso de
Indra y se alimentan con ambrosía, el alimento de los dioses… A veces, vestidas
como cisnes, bajan del cielo para disfrutar del amor de los mortales, quienes
son elevados al rango de héroes.
A veces representan las artes, al igual que las
musas griegas. Otras, son seres que habitan árboles e higueras.
Las apsarâs son seductoras y el mortal que las mira, queda hechizado para siempre. Ni siquiera los dioses pueden resistirse a semejantes encantos.
Al respecto, nos llega una descripción bastante
minuciosa… Cambian su forma a voluntad, generalmente en mujeres encantadoras de
pequeñas cinturas, caderas redondeadas y piernas y glúteos firmes. Tienen senos
generosos, redondos y firmes que inspiran amor divino.
De preciosos rostros ovalados, están bellamente
enmarcados por cabellos negros, ojos almendrados y unos labios que enamoran a
quien las miran.
Se adornan con perfumes y ungüentos, usan brazaletes de oro y raras perlas en sus brazos y campanas en los tobillos. Las cabezas están coronadas por tiaras de flores y largos aretes que resaltan sus delicadas facciones.
Como vestidos llevan puesta una pequeña falda de
muselina, sostenida por un cinturón, ricamente ornamentado.
Las nagas, por su parte, tienen cuerpo de serpiente y rostro humano, aunque algunas leyendas se pueden encontrar con la forma de serpientes marinas, sobre todo, en la antigua Pakistán. Habitan en climas cálidos y no se alejan de sus guaridas, que son agujeros profundos o ruinas oscuras.
Son seres de sangre fría con escamas, ojos grandes
y brillantes y miden entre 3 y 6 metros de longitud y gozan de una fuerza de
atracción, haciéndolas muy poderosas, sin necesidad de recurrir a la violencia.
Dueñas de gran sabiduría y paciencia, pasan horas
inmóviles para vigilar a su enemigo.
A tal efecto, descansan en estado semiconsciente,
por lo que difícilmente son sorprendidas.
Preparan en su territorio trampas para los
intrusos, a los que primero atacan con magia y una vez agotados sus poderes,
atacan con una mordedura venenosa.
Para la mitología mesopotámica, Lamashtu es una criatura híbrida, con cabeza de león o de pájaro, dientes y orejas de burro, garras y uñas de bronce.
Lamashtu, mientras monta un burro infernal,
amamanta a un perro y a un cerdo, sostenidas por un par de serpientes
bicéfalas.
Cuando necesita alimentarse, ataca directamente las
aldeas como un viento frío y rastrero, pero en realidad, recorre los poblados
en búsqueda de mujeres embarazadas.
No obstante, si se presenta la oportunidad, también
son capaces de robar a los niños, similar a las hadas celtas, hábiles ladronas
que los sustituían con criaturas de su propia prole, los llamados Changelings.
Se cuenta que los niños que caen en las garras de
Lamashtu, caían envenenados con la leche ácida y ponzoñosa, fruto infame de sus
pechos estériles.
En Rusia y Bulgaria, Baba Yagá es vieja, huesuda y arrugada, con la nariz azul y los dientes de acero.
Una particularidad es que posee una pierna normal y
otra de hueso, representando al mundo de los vivos y los muertos en los cuales
deambula.
Baba Yagá es perversa y cruel, pero no malvada del
todo.
Tal como Lamashtu, come personas, generalmente
niños. Sus dientes le permiten romper huesos y desgarrar la carne con facilidad
y a pesar que consume grandes cantidades de carne, tiene un aspecto delgado y
huesudo.
Le gusta volar sobre un mortero o una olla y rema
el aire con una escoba plateada.
Por último, en la cultura lituana, junto con letón, está Lauma, una doncella desnuda hermosa, que no puede tener niños.
A menudo roba niños y agria la leche de las vacas.
Son hadas muy fuertes y no pueden ser matados por
el hombre en una lucha, sin embargo, se pueden matar, tocando el balde de leche
que llevan en sus robos.
PARTE 7
Hacia
mediados del siglo X, vivía en la región de Gales, condado de Carmarthenshire,
un niño llamado Elidor.
Una noche, en
vez de regresar al hogar, enfiló directamente hacia los bosques que rodeaban
St. Davis y al cabo de un tiempo, se encontró repentinamente junto a la boca de
una cueva, en la ladera de una escarpada montaña.
Allí se dejó
caer sobre la suave hierba, agotado y hambriento. De pronto, de la entrada
surgieron dos hombres diminutos y lo invitaron al mundo de los elfos, donde
todo era juego y diversión y nadie conoce el aburrimiento, ni la tristeza.
Marchó junto
a sus nuevos amigos a través de un pasaje subterráneo, sumido en las más
absolutas tinieblas. Al llegar, Elidor pudo notar que en aquel paisaje, el
cielo se encontraba permanentemente nublado y no podían verse el sol, así como
tampoco la luna, ni las estrellas durante la noche.
Los elfos
eran rubios o pelirrojos, usaban gorros puntiagudos verdosos y como medio de
transporte, andaban en una suerte de caballos pequeños y lanudos, del tamaño de
un perro. No comían carnes ni vegetales, sino, leche mezclada con miel, de unas
diminutas cabras que criaban.
Al cabo de un
tiempo de permanecer entre ellos, Elidor comenzó a sentir añoranzas, por lo
cual solicitó al rey permiso para ir a visitar a su madre y regresar en un
plazo prudencial.
Una vez en su
casa, contó que había aprendido los conceptos de los elfos, acerca de la
verdad. Ellos se mofaban de los seres humanos por sus luchas, mentiras y sus
traiciones e intrigas. Y pese a que no eran tan buenos y amables, esto no era
una característica impuesta por una deidad, ya que no rendían culto a nada ni a
nadie, excepto, a la verdad,
Al día siguiente partió a reunirse nuevamente con los elfos, no sin antes hacer jurar a su madre que dijese palabra alguna.
De regreso,
como recompensa por haber mantenido el secreto, el rey Oberón le concedió la
libertad de visitar a su madre, cada vez que quisiera.
Elidor vivió,
parte con sus pequeños amigos y parte con su madre. Sin embargo, un día le
habló a su madre de su habilidad para el hurling, un juego practicado entre los
elfos, con unas pelotas amarillas de metal.
Al escuchar
los detalles, ella comprendió que se trataba de esferas de oro puro y le rogó
que la próxima vez que robara una de aquellas pelotas.
Y así fue que llegó la hora de volver con su madre. Elidor ni siquiera esperó a que sus amigos lo guiaran, pues conocía el camino… Llevó consigo una de sus pelotas y recorrió el oscuro pasaje.
Cuando estuvo
a la vista de su madre, sintió oír un repiqueteo de pequeños pies a sus
espaldas. Atemorizado, comenzó a correr, velozmente.
Sin embargo,
resbaló en un charco de lodo, cayó y la pelota, que parecía rodar hacia los
pies de su madre, fue interceptada por los elfos.
Los muchachos
se alejaron, no sin antes insultar y escupir a Elidor.
Elidor pasó su vida, revelando secretos de los elfos, pero ni siquiera sirvió de consuelo…
Nunca más
pudo volver a las tierras mágicas.
PARTE 8
Robert Kirk conocía demasiado bien, el país de las
hadas… Hasta que durante un paseo nocturno, provocado por el insomnio, fue
víctima de una apoplejía y cayó muerto en el acto.
A veces la muerte se destaca por su carácter absurdo, injusto e ingrato… Sin embargo, quienes vieron desplomarse, aseguran haber visto abrirse un agujero sobre la tierra.
Los crédulos describen cómo las hadas llevaban a
Robert Kirk y dejaron un sustituto, solo para que los familiares pudiesen
enterrarlo.
Pero hay más... Admiten que el verdadero, aún
permanece en aquel extraño mundo y cada tanto, producto de invocaciones, suele
aparecer su espectro, incluso, dando precisas instrucciones para conjurar su
regreso definitivo.
Una tarde, el fantasma de Kirk se apareció ante su hermano y le pidió que la próxima vez arrojase un cuchillo de hierro, pues, aparentemente, el hierro rompe cualquier hechizo.
El hermano, finalmente, olvidó el cuchillo –por
descuido o incredulidad- y el pobre de Kirk, jamás logró regresar.
La historia señala que Robert Kirk fue arrebatado las hadas, porque había revelado sus misterios… Pero quién sabe, ¿no?
Aquellos que dimos vueltas y vueltas por éste y
otros mundos, tratando de comprobar algunos misterios y la forma que se nos
intenta engañar… Bueno, vemos a través de ciertos atisbos y en ciertos guiños
sociales, que la magia es un asunto de pocos.
Quizá nosotros seamos espectros, porque hay una sociedad que prefiere una clase de efectos mágicos, quizá menos deslumbrantes, pero más efectivos.
Robert Graves decía que la diosa blanca de los
pelasgos, era la divinidad de las civilizaciones matriarcales, anteriores a los
jónicos y los arios.
La diosa blanca era la luna y podía volverse joven
o vieja a voluntad, es decir, era la joven, la doncella, pero también la madre
o la vieja hechicera. Por supuesto, las tres fases diferentes que componen las
fases lunares.
Siguiendo el rumbo del pensamiento y aprovechando a
Graves, una buena enamorada transmite cierta percepción y el don de la fe
poética, porque la mujer que uno ama, es siempre musa.
Naturalmente, es menester recordar que la condición humana, no alcanza a explicar muchas cosas y si existe algún misterio dando vueltas, es necesaria una última y milagrosa condición, la femineidad, pues nada podría explicar, ni caracteres, ni los rasgos de las hadas, si no existiera el otro mundo... El mundo de esos seres mágicos, que son las mujeres.
Para justificar la mayoría de los actos, desvelos o
infiernos y transformarlos en literatura, música o la mismísima gloria,
seguramente debe haber un hechizo extraño, escondidos en una mujer, bajo la
apariencia de un hada. O al revés.
Ahora, que las hadas conozcan todos los secretos
del universo, nos obliga a admitir que algunos secretos pueden concedernos la
libertad, del mismo modo que pueden esclavizarnos.
Entonces, antes de reconocer la verdad, es
necesario aprender a reconocer el camino, porque antes de conocer la verdad, es
necesario reconocer el amor. Y esa no es tarea sencilla, permítame que se lo
diga… Hay que desconfiar del artista que dice afectar alucinaciones todo el
tiempo y cree que sus palabras esconden algo.
A lo mejor no revelan nada y esa tentación de
suponerse genial, produce muy mala literatura.
Por eso creo que tenemos solo una puerta hacia esa
verdad, única y definitiva, a pesar que vivamos una realidad absolutamente
insoportable.
Yo no profeso el pesimismo de los viejos sabios, pero evidentemente son tiempos demasiados revueltos y grotescos, ayunos de seres fabulosos.
Quizá sea preciso generar una nueva extirpe de
hadas, de gnomos, de catoblepas… Pues así como vemos calles pavimentadas y
pizzerías, en vez de nuestras antiguas casas, tampoco parece haber ganas de que
los seres imaginarios se nos instalen debidamente… La continua remoción de los
emplazamientos y la constante estupidez, hace que ningún duende serio sepa
dónde mejor instalarse.
A mí me parece que para abandonar el aspecto de las
banalidades y las vulgaridades que se aplauden con cierta facilidad, hace falta
mucha hada, mucho elfo y mucho, mucho, pero mucho poeta a fin de conseguir que
los pensamientos mejoren y nos sumerjan en las tierras inhóspitas de las hadas.
Es verdad que cada uno conduce su modo de interpretación, del mismo modo que conduce su vida y ello nos parece bastante tentador, digamos, andar tropezando elfos por todos lados.
Recordaba el mito de Pigmalión y Galatea, aquel que
publiqué años atrás. Tal vez sea cierto esto… En el arte, el retrato pintado
con emoción, es el retrato del artista, no del modelo. Este no es más que el
accidente, la ocasión. No es aquel ser revelado por el pintor, sino, el pintor,
revelándose a sí mismo sobre el lienzo.
A veces las figuras reveladas, no hacen otra cosa
que contar el secreto de nuestra alma… Y no está mal. Uno siempre busca
completarse, a través de una serie de simetrías.
El encuentro de hadas y la mujer amada, tal vez suceda algo similar… Así que yo no sé si es tan importante que una mujer sea mala o buena, sino, que uno crea en ella.
El valor de una idea está relacionado con la
sinceridad y la complejidad del hombre que la expone y la sostiene en el
trascurso del tiempo. Y cuanto más sincero y diferente sea el hombre, más
probabilidades habrá que la idea tenga mayor pureza intelectual, desafectada
por los intereses, inclinaciones o prejuicios sociales.
Por eso uno se siente cada vez más solo y
desamparado. Sin embargo, lo bueno es que cada tanto, cada miles de años, es
posible que un hombre vea un hada, volando como una mariposa… O saltando de
flor en flor.
Mientras dedico esta charlita a los espíritus sensibles, abiertos a la magia y con el deseo de que la fantasía no nos abandone jamás… Los voy dejando porque creo haber escuchado el grito hermoso de un hadita.
4/7/16
Nacho.