FALSO PROLOGO
Antiguas escuelas filosóficas aseguraron que la
discusión del valor, estaba ligada a la identificación platónica, es decir, la
responsabilidad, el respeto, la honestidad, la tolerancia, etc., eran
fundamentales para convivir dentro de una sociedad.
Este razonamiento provocó la objeción de otros
pensadores, pues reducía la dimensión de la conciencia, a experiencias muy
elementales. Según ellos, el valor no tiene una existencia objetiva, sino más
bien, creada por la subjetividad del hombre.
Los valores – indicará más adelante, Nietzsche -
son proyecciones de pasiones, sentimientos e intereses, fundados en el deleite
o rechazo, el deseo o resentimiento, pero siempre a partir de la subjetividad…
Razón más que suficiente para que dichas esencias, vayan cambiando a lo largo
del tiempo y en cada cultura.
En estos foros dudamos respecto a la relación del
valor en sí mismo y coincidiendo en algo con Nietzsche, hay una sociedad que
produce valores, aunque nos corresponde a nosotros, reconocerlos y
descubrirlos.
Tómese por ejemplo lo que ocurre con la belleza. La
belleza no flota en el aire, ni está incorporada a una tela, melodía o cuerpo
humano… ¡Menos que menos limitada a la ostentación de bienes materiales!
Por lo tanto, quien confiere e identifica un valor,
es la liberta de conciencia. Un pedazo de mármol, para el que ignora la
escultura y los procedimientos artísticos, es un pedazo de piedra. Para un
escultor, en cambio, se trata de una estatua.
Mediante el conocimiento, el artista dotará de
dinámica y belleza y aunque continuarán las características centrales del
mármol, ese agregado es precisamente, el valor estético.
Las esencias del objeto están relacionadas con la
libertad de conciencia, pero a su vez, del material que ha sido alimentado el
hombre.
Quizá el destino del arte sea ese punto final, el momento culmine, cuando no podamos añadir nada más… Ojalá nunca pase, porque determinaría la extinción de la excelencia.
Probablemente la inmortalidad del arte y el pensamiento, resida en su renovación permanente. Acaso, como sucede en el amor.
ACTO 1
A menudo suele indicarse que los valores culturales
del pueblo, son las manifestaciones de sus estructuras políticas y
tradicionales, pero también en lo referente a moralidad, educación, arte,
religión y filosofía.
El tema es que uno pretende huir de la alienación, desde una libertad de conciencia.
Según Hegel, no cabe el escepticismo. Nada está fuera de alcance y todo es cognoscible, pues, sujeto y objeto, son expresiones de una búsqueda.
Conforme a su análisis, los hombres producen un
estado, entre la razón y el espíritu. Y aunque rara vez resuelto en plenitud,
desencadena un pensamiento histórico, ya que no hay postura que no contenga una
justificación racional.
A decir verdad, señala un proceso lógico y
espiritual, reconciliando a la humanidad con su circunstancia, concediendo la
percepción del mundo, su realidad y su tiempo… Cada hecho tiende hacia algo que
puede conocerse y entender lo suficiente, pese a nos remita a una ley
oculta.
El esfuerzo de un concepto – como un fenómeno de
tesis y antítesis - es indispensable en el desenvolvimiento, del mismo modo que
la idea sobre Dios, que sólo existe en el sentimiento del ser pensante… Por eso
decimos que la conciencia adapta su forma autónoma y más auténtica, a partir
del pensamiento, la religión, sexualidad, etc., para pegar un salto hacia una
libertad de acción.
En resumen, Hegel sugerirá – no sin poco esfuerzo -
que la libertad es culminación suprema, lo que da sentido y permite pensar la
historia, desde la filosofía.
Ahora bien, para que la historia progrese, la conciencia debe ir en búsqueda de la libertad, pero porque la trascendencia, no es otra cosa que el apetito de individualidad…La razón atraviesa la crítica y llega al concepto, al igual que sucede con la sensibilidad, hacia la ingenuidad de espíritu.
Sin embargo, la sociedad procede acorde a una serie
de normas, es decir, para conseguir los fines universales, el hombre tiene que
abandonar su carácter subjetivo y volverse objetivo.
Mire… No.
Cuando la capacidad de interpretación, está consignada por la observación colectiva, impide advertir la verdadera magnitud del sujeto.
No solo se impiden advertir las infinitas gamas del
otro… También las que sospecha el universo de nosotros.
ACTO 2
Durante el pasado, a la gente se la sofocaba con la
represión, la persecución ideológica, etc., obligando a la clandestinidad y en
otros tantos casos, a partir hacia el exilio.
Los conflictos actuales no se llevan a cabo con
bombas atómicas, ni con misiles de largo alcance... No. Son empujados hacia una
cosificación definitiva y sus aspectos básicos, asaltados por una feroz
inclinación hacia el capitalismo.
Si discutimos la interpretación del progreso, detrás del avance tecnológico y científico, efectivamente, veremos una modificación social… Pero no menos cierto es que la posibilidad de constituir grandes personas, está desapareciendo.
El espacio de la cultura fue invadido por el
fenómeno del consumo y las industrias mediáticas, entonces, gracias al
desenfreno publicitario y la banalidad del entretenimiento, vamos a la
velocidad del menos inteligente.
Michel Foucault establece el deseo del poder, a partir de la concentración del dominio.
Para mayor sometimiento, deben asegurarse las redes del ocio y la incultura y en ese sentido, las corporaciones, a través de un fuerte predominio económico y centralizado, intercambia la prioridad de las necesidades, en un narcótico social llamada progreso.
Esto explica por qué haya una interrelación en la
conciencia en la cual, ser próspero significa lo ideal, la pertenencia y el
status del sujeto. Y entonces, ejemplo, un señor carece de una vivienda digna,
pero, eso sí, tiene estacionado un 0 km en la vereda.
Posiblemente ninguna de las acciones socioeconómicas sean integradoras, ni solucionen los dramas espirituales o intelectuales del hombre. No, el propósito es implementar un consumo, desaforado, artificial y técnico y que, desde luego, pulveriza las tradiciones y virtudes culturales de los pueblos.
A diario vemos una tecnicidad que tiende a la falsa
adoración y no acorde a la realidad del mundo… Existen millones de desocupados,
sin hogar, sin asistencias médicas, sin educación, etc.
Cada dios masificador y mecanizado que nos
proponen, hace estragos entre los pueblos, sumiéndolos a la miseria, la
marginalidad y con ello, a la enajenación del hombre.
Estamos subordinados a las convenciones, pero cabe albergar una esperanza de libertad. Y si no, ¿qué nos queda? Porque, mire… ¡Hay que ser muy valiente para vivir en esta sociedad!
El hombre busca su liberación final o se vuelve
esclavo del conformismo.
Me parece que no necesitamos demasiadas excusas para huir del pensamiento liviano, el mismo que hace del ser humano, una cosa, un objeto de bastardeo y ridiculización permanente.
Solo hay dos caminos posibles… Luchamos desde la
complejidad o nos entregamos dócilmente, a la enajenación del consumo y al
idiotismo afiebrado de los medios.
Los motivos que nos hacen mantener encendida la televisión, que nos atrapa en los celulares y los foros de internet, son los mismos que no permiten solidarizarnos seriamente con la humanidad.
ACTO 3
Alrededor de un mes atrás, la empresa Ford puso al
aire, la siguiente publicidad… Una señorita espera bajo la lluvia.
Ni bien el señor baja de su auto, la abraza y acto
seguido, van a tomar algo, juegan al pool, bailan un rato y por supuesto,
rascan dentro del auto. Más adelante, la señorita abandona la cama, mientras el
tipo solo observa, es decir, una señal irrefutable de haberse producido allí,
una relación sexual.
La publicidad concluye con la frase, “ya
vas a encontrar con quien compartir tu vida. Ahora disfruta la búsqueda.”
Si presta atención a la publicidad, encuentra un detalle no menor y consiste en que cada acción, corresponde a una mujer distinta.
Podemos discutir largamente, si una cita amorosa
mejora teniéndose un auto… Ahora, suponer que una mujer es objeto mudable y
susceptible a un goce temporal, me parece simplemente nefasto.
La culminación del aviso, convenciéndonos que
importa la búsqueda sin distinciones y que solo un auto las provee, acorta los
horizontes.
Lamentablemente hay una sociedad que avala esta
clase de pensamiento y no cabe otra cosa que eso… Un goce pirotécnico y banal,
donde lo importante es simplemente pasarla bien.
No importa que usted haya cruzado a nado el
Helesponto, para encontrar a la más hermosa.
No, no.
Lo importante es pasarla bien.
Cuidado, cuidado. Cuidado porque el que hace del “pasarla bien”, un estilo de vida, cae pronto en el pantano de la mediocridad y la decadencia.
Conviene mantener distancia con esos que aplauden pensamientos fáciles, pues así es como se edifican dioses de barro… Divinidades menores – diría Sábato - que parecen encandilar porque tienen autos, saben tocar la guitarra, tienen cuerpos de modelo o su máxima aspiración, reside en bailar y mostrar el culo en la televisión.
Para nosotros, el amor y el pensamiento, son hechos
que opacan a los halagos fugaces de la gilada.
ACTO 4
Buscamos libertad de conciencia, pero… ¿Somos o no
somos libres, realmente? ¿Acaso la libertad ilimitada, simboliza el caos?
Thomas Hobbes señala que, habiendo moralidad, ética
y cultura, como condicionantes del impulso humano, colocan al sujeto en
permanente conflicto. Y ya que los deseos pueden resultar brutales, Hobbes
admite la necesidad de una organización absoluta, es decir, acordonándose bajo
el amparo de un poder absoluto. En consecuencia, el hombre renuncia a sus
derechos y los transfiere a un orden jurídico, que es el estado, estableciendo
y administrando normas básicas que permiten el funcionamiento y desarrollo
social.
Un pensamiento similar tuvo Jean J. Rousseau, al sostener que el hombre era limitado y oprimido a las normas, porque a medida que emergía su deseo y afectaba el entorno, fueron necesarias unas reglas que lo determinaran.
Sin dudas, hay una delimitación, física y mental, encadenando las verdades últimas del hombre, anulando lo que quiere y desea hacer. Y si no, ¿de qué forma nos hacemos responsables?
Los condicionantes impiden la destrucción de unos a
otros – o lo que es igual - la no generación del caos. Pero esta resistencia,
distrae y enfatiza la atención de una búsqueda legítima, en una constante
búsqueda de la comodidad. Y así, se trata que el esfuerzo del
estudio, sea una finalidad del capitalismo, es decir, que la excelsitud de la
educación, solo aspire a lograr mayor solvencia económica.
El principio del bienestar, es una
inducción al consumo, a partir del miedo a la no pertenencia. El progreso
siempre excluye.
Y entonces, para no caer en la miseria, el
hombre trabaja durante 10 o 12 horas diarias. ¿Qué tiempo tendrá con el arte,
el pensamiento o aquello que realmente conmueve? Respuesta, ¡ninguno! Ese tipo
no encuentra lugar, porque es abortado del sistema... Solamente resta dejarse
caer bajo el efecto hipnótico del bienestar, acumular amarguras y desilusiones,
ya que lo importante es llegar a fin de mes.
En efecto, la naturaleza vive condicionándose a sí misma, pero la mala noticia es que los conflictos más agudos, son tratados con la aspereza clientelista de la política y con el rigor liviano de la enajenación mediática… Sea a favor del rating, para quedar bien con el comisario o por simple egoísmo, lo cierto es que se discute desde estructuras, a las cuales no puede renunciarse.
Reitero, no cabe una discusión sensata, mientras
haya una persona luchando, contra ese miedo al fracaso. Por eso ningún
tecnicismo puede ser viable, frente a una corporación o política, desinteresada
en comprender y estimular, la diversidad de intereses y pensamiento humano.
Ahora, en nombre del progreso, los trabajos
son suplantados por costosas máquinas y el hombre piensa y actúa, conforme al
dinero… Pero también como una máquina.
Es posible que jamás logremos vivir en armonía, pero habría que inventarse – como diría, Coleridge – un estado de ilusión, en el cual, el hombre solo duerme para soñar con una nueva rima o seguir indagando quién será la mujer que cambiará nuestras vidas para siempre.
Estamos solos. Más solos que nunca… Y lo que es peor, adormecidos en una duermevela de convenciones y una brutal y desconcertante competencia, impidiendo vislumbrar la excelencia.
ACTO 5
El filósofo Sartre publicó un interesante ensayo,
referido a la dialéctica del grupo. De manera muy práctica, las conciencias son
reunidas bajo las mismas condiciones y juramentos, formando una relación de
grupo, sin embargo, la libertad es la cosidad del individuo, ya que cada uno
entrega su propia libertad, a favor del grupo.
Según Sartre, el hombre no puede dejar de ser
libre... La libertad de cada miembro, acaba erosionando al grupo, porque no se
puede arrebatar la libertad a nadie.
Si pensásemos el desarrollo de la libertad, podríamos hallar tres estados posibles.
El primero ocurre frente a un valor condicional, es decir, cuando la sociedad reacciona con lo que le parece mal o impropio… Y salvo que vengan y modifiquen las reglas o quiten parte del condicionamiento, uno deja de hacerlo.
Naturalmente, eso nunca sucede, porque la
liberación viene del cambio interior, en el mismo instante que nos damos cuenta
del valor propio, por encima de todo aquello que nos condiciona.
El segundo es decante del primero, al crear los valores propios y es propiedad del ego, porque pese a lo que asigne la sociedad, nos motiva el placer y nos aleja el dolor, generando la experiencia personal.
El tercero, donde se desarrolla el estado de conciencia, más allá del egoísmo y las motivaciones.
Lo importante es que aquí surge la figura de la
aceptación… El hombre acepta el estado actual y permite lo que está sucediendo,
sea dolor o el placer, estrés o comodidad.
Así que es fundamental la aceptación… No sobre los
resultados, sino, en los procesos.
Una verdadera libertad, en definitiva, rompe las cadenas sociales, pero es decisivo quitarse ese velo que oculta el ego y revelar el auténtico ser. De este modo, la motivación de una libertad se convierte en nuestra verdad.
Por lo tanto, la motivación es poderosa ya que nos
involucra en el placer y en el dolor, hacia los obstáculos que fluyen en el
universo. Incluso, aunque haya dolor, porque la búsqueda de la dicha, es hacia
el sitio que uno espera llegar.
Para vivir aquello que deseamos vivir, para tener
la libertad que aspiramos tener, habrá que sufrir.
Llegar a ese punto de libertad, no es poca cosa.
El hombre que es libre, no se aparta de la sociedad que vive. Forma parte de ese mundo, pero no es el mundo.
ACTO 6
La historia goza de una belleza salvaje y
abstracta, tal como creían los griegos… Y aún sobre el aspecto más sombrío,
cabe reconocer el crecimiento del espíritu y la razón.
Por eso la idea, es la apertura de todo
conocimiento. La realidad adquiere su auténtico valor, cuando tiene una
sensibilidad ante la razón y el espíritu, es decir, porque además de existir,
tiene una razón de existencia.
Reitero, la conciencia prospera - en tanto y
en cuanto - haya libertad de acciones.
Muchos afirman que los últimos años, están determinados con el espanto y la locura y entonces, por motivos raciales, religiosos, políticos, sexuales, etc., surgen las etiquetas sociales. Y si considerásemos que toda aceptación, implica una renuncia, es evidente que solo queda esperar una respuesta violenta y marginal.
Acaso, ¿qué sucede al que posee intereses o
motivaciones personales, contrarias a un grupo de pertenencia? Cae víctima de
la discriminación.
De inmediato lo neutralizan opiniones conservadoras
como la religión, la familia, el respeto institucional, etc., en fin,
condicionantes que procuran maniatar la libertad de conciencia.
Pero fíjese, ¿no? La etimología del término
discriminar, supone una distinción, porque existe la preferencia – o si
prefiere – una conducta individual.
No obstante, se excluye por referencia
grupal, sin tener en cuenta ningún conocimiento anterior. Y entonces allí
es donde más duele la discriminación.
A lo mejor será que no disponemos de un sistema que estimule y privilegie el esfuerzo del aprendizaje y la transmisión de valores genuinos... En cambio, tenemos una mirada frívola y cínica y donde la vulgaridad, avasalla a la libertad, porque es el emblema de la rebeldía.
Y lo ridículo de todo esto, ¡es la exigencia del
respeto - figura contradictoria, si la hay - en una sociedad que tienta al
exitismo y la popularidad!
El inconveniente del progreso, es que empuja al hombre a una zona de confort y lo convierte en un ser convencional, en alguien que está trazado, solo por placeres económicos y deseos de prosperidad profesional.
Ciertos elementos - la inteligencia, la
sensibilidad – dotan con mayores argumentos y van desarrollando una
organización elevada, pues el objeto de la existencia, es que toda conciencia
tenga su propósito más complejo… Digamos, como el autor de un libro que se
anima a revelar más de una trama.
Yo confieso ver pocos seres ominosos, aquellos
que no temen los aspectos fundamentales de la vida. Y si es difícil hallar
originalidad y espíritus interesantes, tal vez se deba a unos dictados morales,
donde resulta impensable la no identificación y el no resistirse a los aplausos
fáciles.
Mire, para mi gusto estamos rodeados por dioses de barro.
No parece haber otra cosa más que eso.
A pesar de mucho glamour, de mucha belleza escandalosa y por muchos bienes que ostenten, estos dioses se derriten fácilmente, bajo la lupa de la inteligencia.
ACTO 7
Para millones de sujetos, las drogas y el alcohol
sirven hoy, tal como ayer las religiones y la alta cultura, para aplacar las
dudas y perplejidades sobre la condición humana, digamos, la vida, la muerte,
el más allá, el sentido o no de la existencia, etc.
De manera artificial, genera un submundo de
exaltación o euforia o serenidad, confiriendo una falsa percepción de
seguridad, redención y felicidad.
Por supuesto, se trata de una establecer una
ficción, maligna, que aísla al sujeto y que en apariencia, lo está liberando de
problemas, responsabilidades y angustias. Sin embargo, más adelante será preso
de todo ello... Exigirá dosis mayores de aturdimiento y sobreexcitación y en
vez de solucionar, profundizarán su vacío espiritual y mental.
Naturalmente, la masificación es la realidad de nuestros tiempos. Y la madurez, el criterio, la introspección, en fin, ninguna actividad intelectual y didáctica bastan para repeler esta cultura superficial y frívola, porque se la considera aburrida.
La angustia que provoca la libertad y obligarse a
tomar decisiones acerca de uno mismo y del mundo que nos rodea, se lo atiza con
esa necesidad de distracción incurable, que es la energía de la civilización en
que vivimos.
En el universo de las ideas y los conceptos, el respeto está por encima de todas las cosas.
Debemos admitir que la violencia de género, el machismo, la trata de personas, etc., son demostraciones cabales de la infinita brutalidad humana. Y no solo renuevan su vigencia, cada vez que intentan abordarse estos temas, asoma un estado de liberación, para el cual, la palabra respeto desmonta cualquier análisis serio.
El verdadero inconveniente es ese… A los dramas se
les antepone la figura del respeto y así, se discute desde la indignación. No
es casualidad que los medios de comunicación sean favorecidos mediante dicha
metodología, es decir, que haya una regularidad de bestialidades, presupone
buscar opiniones en la calle y convertirlas en un punto más de rating.
A mí me parece que el verdadero desafío, implica desbaratar la estupidez ajena, no siendo demasiado sencillo ni generoso con el pensamiento, sino más bien, todo lo contrario.
Por eso, quienes necesitan de lo sencillo,
casi como un modo de vengarse de la complejidad - porque no la poseen -
expresan un odio y un resentimiento, pues sienten que ese es su instrumento. Es
el único posible. Y cuando ese instrumento florece en las redes de la información,
suele afirmarse, “por fin alguien dice las cosas, tal como yo las
pienso”… O sea, elementales, sin altas pretensiones de verdad, pero llenas
de rencor.
Ciertamente, a través de diferentes circunstancias históricas, el prejuicio y la desconfianza, resistieron una fuerte condena social… Más tarde, esa condena desaparece y favorece el linchamiento a los ladrones, el odio a los extranjeros, el desprecio del otro, etc.
Y eso que estaba dormido, resurge en algunas
personas, al decir, “por fin alguien dice las cosas…”.
El señalar lo que está mal, tan común entre los argentinos, esconde un espíritu racista, homofóbico y de cortas miras. Y la sensación que nos queda, es que detrás de cada comentario, revela la peligrosa germinación de la intolerancia.
Yo convido a que vean cuán destructivo y poco
edificante y cuánto contribuye esa forma de opinar, a la destrucción del
razonamiento.
Porque, a ver, insisto… No sigamos comiéndonos el
verso de que las opiniones menores, no contribuyen también a esta decadencia
que sufrimos como sociedad.
Cuidado.
Hay que tener cuidado con aquellos que uno cree sentirse representados, porque así como sienten identificarse con pequeñas demostraciones de ingenio, también son acompañadas por unas tremendas ganas de matar, de excluir, de reprimir.
FINAL
Yo creo que la postura del respeto – quizá,
imperceptiblemente - acaba condicionando y desbaratando la libertad.
Entonces, a lo mejor convendría no respetar algunas
maneras de pensar.
A decir verdad, hay formas de respetar, aunque no compartidas. Pero hay otras que no son ni respetables, ni compartidas.
No hay obligación de respetarlo todo, habida cuenta
de que existen cosas que no son respetables… Se puede ser un buen ciudadano y
no oponerle al otro ninguna violencia, ninguna resistencia, ni vulnerar sus
derechos, aun sin respetarlo.
Lo que deberíamos tener en cuenta, eso sí, es un
cumplimiento de las reglas de convivencia. Eso sí. En eso estamos de acuerdo.
El respeto implica conferir y reconocer sobre el
otro, el valor de alguna clase. Y eso es lo que no alcanzo a vislumbrar.
Por lo tanto, finalmente diré lo siguiente… Empecemos a tener el coraje de comprender la posibilidad de no respetar ni compartir todo el tiempo, pues, socolor de respetar todo, no logramos rescatar lo que sirve, que es la libertad… La última y verdadera condición del ser humano.
Sería fantástico que algún día, nuestros pensamientos logren un pequeño caos… Un caos que genere unas pequeñas cosquillas, en la mente y en el cuerpo de los conformistas.
Nacho
14/11/16