Un mundo demasiado razonable



PROLOGO

 

Los griegos plasmaron la expresión binaria como lógica ontológica, dividiendo las formas del pensamiento y de la realidad misma… ¿Por qué todo se resuelve con el modelo binario? ¿Y si el problema fuese precisamente el binario? ¿No habría mejor que cuestionar las bases de la identidad sexual?

 

El binario descarta de la realidad lo que parece contradictorio, mixto, ambiguo y la estructura con límites muy claros y precisos. O se es macho o se es hembra. No tiene sitio ninguna tercera opción. Y en caso de existir una tercera opción, es monstruosa y por lo tanto sanable, arreglable… Pero también condenable.

Todas las referencias de índole sexual fueron consolidadas a partir de una jerarquía ontológica, tomando al macho como el modelo de lo humano y a la mujer como acompañante incompleta. Asimismo, cualquier elemento que exceda al binario, es síntoma de una enfermedad.

 

El tema del feminismo nos invita a repensar las creencias que sustentan la identidad… ¿Hay alguna relación entre la pertenencia biológica y la identidad del sujeto?

Con el tiempo, el feminismo ha variado sus representaciones, aunque todas sus ramificaciones convergen en lo mismo… Discutir la opresión que padece una mujer, es el propósito de lucha.

 

¿Qué busca el feminismo? ¿Igualdad o diferencia? ¿La identidad sexual es un instrumento de su liberación? ¿O lo femenino se halla atrapado definitivamente, en los mecanismos que pensamos la  sexualidad? 

 

PARTE 1

 

Michel Foucault, uno de los filósofos que mejor ha interpretado el poder y hacia quien siento profunda admiración, sostiene que la sexualidad y el género están clasificados socialmente, conforme al binario de un dominante y dominado.

Día tras día, la impunidad y el salvajismo con el cual son cometidos los crímenes, nos obliga a cuestionar la igualdad ontológica y qué ocurre detrás del discurso.

 

En principio, el binario indica la presencia de dos figuras sexuales, esto es, masculino y femenino. Ambas interdependientes y funcionando de modo inalterable en la naturaleza humana.

Sin embargo, a cada instante queda en evidencia el conflictivo que padece la mujer en la sociedad, porque su discriminación llega incluso al propio lenguaje. Que haya instalado un universal masculino, señala una costumbre muy difícil de desarraigar… Aquel que usa el término “ser humano”, sin querer está refiriéndose al hombre.

Por ello, el uso del masculino en el lenguaje, como sinónimo universal, es creer que el modelo de lo humano lo representa el hombre y no la mujer. Y está mal. Lo humano es masculino y femenino, al mismo tiempo.

 

Asimismo le damos la espalda a una realidad diferente… Ni siquiera estamos determinados exclusivamente entre esos dos polos. Suponer que una sociedad está compuesta por lo masculino y femenino, es negar una serie de procesos que discurre entre ambos.

El proceso de liberación es la búsqueda de una identidad, más allá de la biología. Digamos, que una persona nazca con un sexo biológico, no impide que más tarde pueda decidir tener un género diferente. Claro, el tema es que cuando aparecen síntomas que no encajan y desestructuran, son rápidamente apartados por el sarcasmo de la gilada, o reprimidos con los bastones del decoro y las buenas costumbres.

 

¿Y si hubiese una esencia  más significativa, no biológica, definiéndonos cómo somos realmente?

Para Foucault se trata de una fuerte opresión cultural, disimulando y refrenando la búsqueda de la identidad… Pero, ¿qué tiene que ver la sexualidad con la naturaleza? ¿Podemos hablar de identidad, sin escaparnos del pensamiento binario?

Un asunto que encubre otro problema conceptual, es haber excluido el rol de la mujer en la historia y haberla convertido en una historia de sometimiento.

Tal como afirma Foucault, pensar lo femenino hoy, es una práctica política.  

 

PARTE 2

 

Cuando la especie es desplazada por un género, la monopoliza y en ese acto, deja afuera al resto. ¿Y a quién le corresponde ese resto? ¿A las mujeres?

Aristóteles decía que la mujer es un hombre no desarrollado… Bueno, cada tanto la filosofía en Grecia incluía bestialidades como las recién mencionadas.

 

El caso es que la identidad de lo femenino está acuñada en un eterno e insondable relato de carencia y debilidad. Se trata de una subordinación histórica, cuyo signo de carencia, naturaliza e invalida su autonomía… Quiere decir que, estructuralmente hablando, lo femenino acompaña a lo masculino como si fuese un accesorio y su única relevancia, tiende a reducirse dentro del rol materno.

 

Por supuesto, la mujer tiene un valor infinito, entre ellos, la capacidad de reproducción. Y sin embargo, esa capacidad tampoco representa la perfección de lo humano, porque cabría pensar si la identificación con la madre, no ha sido uno de los peores vaciamientos de la identidad femenina.

¿Se da cuenta? Ahí tiene de nuevo la carencia… Una mujer que no puede ser madre –o no lo desea- está vista en nuestra cultura como mujer no realizada. Peor todavía, un ser humano no realizado.

La carencia, en pocas palabras, intenta relacionar a la mujer, delante de un supuesto hombre pleno.

 

Pero esta carencia también aparece vinculada desde la genitalidad, es decir, la falta de órganos reproductivos masculinos. Al carecer de ellos, la mujer es considerada un ser incompleto. 

Ciertamente, a los chicos suele inculcarse una visualización diferente y malintencionada… ¿Cuántas veces habremos escuchamos -no sin espanto- “el niño tiene pito y la nena no tiene nada”? Como si los órganos reproductivos de la mujer no fuesen órganos en absoluto. O tuviesen menor jerarquía.

 

Lamentablemente, la sociedad entiende lo femenino como un ser carente. Es que la falta siempre fue clave en la construcción de las grandes discriminaciones de la historia… La mujer no tiene nada, el negro no tiene color y el indio no tiene cultura.

 

El juego del dominado y dominante tiene vigencia como nunca, con el agregado que sus reglas son cada vez más peligrosas.  

 

PARTE 3

 

Surgido en épocas de la Ilustración, el feminismo es la lucha emancipadora de la mujer, a través de un discurso que defiende la igualdad de derecho.

El primer feminismo fue liberal sufragista y tuvo como objetivo lograr el derecho al voto y acceso a la educación. Asimismo el derecho al libre acceso a los estudios, la igualdad de derechos civiles, de potestad sobre los hijos y de salarios.

 

Una vez pasado los mediados del siglo XX, fueron tiempos del feminismo radical. Este nuevo plano del feminismo se apoyó en un fuerte impulso anti jerárquico, anti capitalista, anti racista y en contra de la evidente hegemonía masculina.

Se conformó en un movimiento contra el patriarcado, al que consideraba el sistema básico de opresión y sobre el cual se levantaba el resto de las opresiones.

 

Del aquel radicalismo se desprende el feminismo actual, a veces llamado feminismo cultural, porque ya no discute en pos de la superación del género, sino por la defensa de su diferencia sexual.

El centro de la disputa consiste en rechazar la lógica de la identidad y la homologación al sujeto masculino, promoviendo una nueva lógica, un nuevo orden simbólico… La mujer como diferencia.

 

Mejor que señalar una doctrina feminista, quizá deberíamos hablar de un enorme abanico de preguntas, congregadas a partir del lugar de la mujer y una deconstrucción más substancial de toda la identidad sexual.

Deconstruir la realidad de la identidad con lo biológico, no hace más que evidenciar la violencia del pensamiento binario.

 

PARTE 4

 

Convencernos de que hay primeros y segundos lugares en la sociedad, permitió construir las relaciones de poder en la historia.

Sin embargo, hay una cultura alrededor del macho. Él es el único apto para alcanzar el desarrollo pleno de la racionalidad… Solo el macho está capacitado para decidir convenientemente. Y lo grave es que este último impone su pensamiento como norma universal.

 

El pensamiento binario instala conceptos que relacionan al macho y a la hembra en categorías jerárquicas… Y así, naturalizamos que el macho sea el amo porque es el adulto, el dueño, la razón.

La hembra, en cambio, es la sometida porque es lo infantil, la posesión, la emoción.

 

Siguiendo esta idea de la irracionalidad, creo importante preguntarse por qué asociamos a la mujer con todo eso. ¿Por qué la estereotipamos con lo romántico, lo emocional, lo afectivo y al hombre con lo frío, lo calculador y la fuerza?

Al ser vinculada con la emoción, la mujer es despojada, aportada y cuestionada a la hora de tomar decisiones y puesta únicamente en una tarea de acompañamiento, creando así el lugar de lo femenino. ¡Como si todo ello se tratase de una verdad natural y absoluta!

Según los dictados sociales, la mujer solo está capacitada para organizar la realidad de modo afectivo y por lo tanto, es improductiva.

 

Por eso aquel que se deja llevar por las emociones, lo hacen ver como un ser ineficiente. ¿Usted ha visto que cuando una mujer ve llorar a un tipo, se conmueve y llegado el caso, hasta se enamora de dicha situación? Y no es que esté mal, pero tampoco el llanto es patrimonio de lo femenino y más aún, ni siquiera estoy seguro que sea el preludio de un enamoramiento.

A mí me parece que no hay nada biológico que establezca innatamente que la mujer sea más afectiva, digamos, porque tiene mejor desarrollada la glándula del afecto.

Todo es una construcción cultural, que atrae otra clase de consecuencias… Si la mujer es más afectiva y vulnerable, entonces tendremos que suponer que su irracionalidad le impedirá gobernar o asumir cargos importantes.

 

Una buena manera de discriminar a la mujer, es suponer que no dispone de la racionalidad necesaria para tomar buenas decisiones. Y por eso una mujer en el poder, siempre está bajo la sombra del peligro.

 

PARTE 5

 

Pensar la identidad sexual, es diferenciar entre el sexo biológico y el género. Nacemos con un sexo biológico, pero al género lo vamos construyendo de a poco.

En dicha construcción se produce una serie de variables y posibilidades, digamos, familiares, culturales, temporales y sociales y de las cuales, la biológica, es una de tantas otras.  

    

¿Cómo podríamos deconstruirla? Primero, que el sexo biológico sea aquel que defina nuestra identidad sexual. Segundo, que la identidad sexual tenga que ver con la genitalidad. Y tercero, que la identidad sexual sea binaria, es decir, masculina o femenina y sin nuevas posibilidades.

Pero entonces, ¿cómo pensar la identidad sexual por fuera de todos estos axiomas?

 

La identidad de género propone desarticular la conexión esencial que existe entre sexualidad y genitalidad.

Una persona que nace con cuerpo de mujer, puede construir un género de hombre y seguir poseyendo sus genitales femeninos. Esto significa que la identidad de género, excede  las dos posibilidades sexuales que se admiten por naturaleza.

No nos damos cuenta de que la violencia y la discriminación siguen vigentes, porque aún no logramos desprendernos del binario. Y lo que está en juego con su ruptura, es algo mucho más profundo.

Aún hablamos de la diversidad sexual y en sus múltiples figuras, hoy decimos que lo contrario al hombre no es la mujer, sino otro hombre. Y lo mismo sucedería si fuese con una mujer.

La categorización siempre está un paso más allá de lo que entendemos, pues plantea una compleja ingeniería de combinaciones, hibridaciones, mixturas.

 

Sin embargo, fíjese lo que pasa con el fenómeno de la transexualidad. El binario no puede entenderla, sino como una enfermedad.

Cualquiera que desee cambiar de sexo, es considerado anómalo, fuera de la naturaleza… ¿Por qué? Y porque la sociedad separa en estanterías a los machos, las hembras y aparte, bien aparte, a los anómalos.

Es posible nacer hombre y desear ser mujer y viceversa. Como poder, se puede… Pero eso sí, como alguien absolutamente insano.

 

La lucha del género va por más, hacia la ruptura de todos los determinismos naturales. Y el nacimiento de su lucha no es la creación de una nueva naturaleza, sino más bien el fin de lo que por naturaleza creemos por orden establecido.

Todos los argumentos están basados en desarticular el mecanismo que une la identidad con lo supuestamente natural.

Nada en la naturaleza es estático y hasta podría discutirse si el binario ha sido una parte de una etapa evolutiva, promovida para una mejor sujeción de la raza humana.

 

Hoy existen múltiples indicios que demuestran una lenta transformación en la sociedad, no solo a través del travestismo, la homosexualidad o la bisexualidad, sino como una nueva manera de repensar el papel femenino en los últimos siglos.

 

Mientras algunos se escudan en los antiguos binarios, afuera suceden otras cosas. Por eso hay que agradecerles a las nuevas corrientes y sus valientes estocadas que atraviesan el corazón del mundo… Un mundo que es demasiado razonable, en el peor de los sentidos.  

 

EPILOGO

 

Al igual que los primeros feminismos, la mujer del siglo XXI da por sentado que quienes ponen los derechos, son precisamente los hombres. Y en esta interminable pugna, cabe advertir una consideración muy importante… La necesidad de una sociedad democrática y justa, donde se respeten y valoren los derechos de todos, sean hombres, mujeres o lo que usted decida hacer con su vida.

Pero no es un respeto que comienza desde la igualdad, sino desde el respeto por la diferencia.

 

Tal vez esto resuma todo… Desde tiempos inmemoriales, lo femenino ha estado confinado y sometido al mundo doméstico y por esa misma razón, en ningún lugar se ejerce tanto su lucha emancipadora como en la familia, el hogar y en lo personal.

Ojalá que desmontar la subordinación que sufre a diario la mujer, sirva para enseñar la complicidad de un pensamiento que, en su matriz binaria, no hace más que excluir y marginar a los que no ingresan en las categorías.

Por eso ni siquiera se trata de desnudar la identidad… Es algo mucho más subversivo, más caótico. Se trata de comprender que dentro de la naturaleza, nada es absolutamente definitivo.

Bueno, quizá el amor lo sea.

 

La pregunta por la identidad, es la tensión entre la necesidad de afirmarse a algo y la certeza de que probablemente todo lo que nos han contado, a lo mejor puede ser de otra manera.

 

Algunos entienden esta tensión desde la angustia. Otros la leen como una apertura y hacer del ser humano, un lugar más libre y menos angustiante.

Entre todos ellos, los inunda un océano de pensamientos, poesías y emociones. Bueno, no es poca cosa.

 

Se lo dedico a la mujer, porque su existencia resignifica lo más grandioso y bello que podría habitar en este universo.

 

Nacho

 

11-5-17