Un énfasis de la existencia



PARTE 1

 

Hacia mediados del siglo XIX, el positivismo creía que la educación masiva iba a producir un mundo mejor. Y ahí estaban, saludando con entusiasmo el esfuerzo por la alfabetización, ya que suponía la salvación de cualquier calamidad.

 

Quizá haya sucedido, pero no de un modo inmediato. Tampoco garantido, pues a decir verdad, no parece haber sucedido tal cosa… Desde la invención de la imprenta, pasando por la divulgación de la enseñanza, el espíritu humano ha persistido en el pecado, el crimen y la perversidad.

 

Por el contrario, hay una licuación en la enseñanza, cada vez más eficiente y que probablemente la debamos al avance del progreso. Después de todo, el proceso capitalista colabora con éste mal uso de la lectura -y por ende- que haya una enseñanza de segundo grado, como las publicidades de los teléfonos, los portales de las agencias de viajes, los manuales de los lavarropas, las frases en inglés sobre las prendas, las tarjetas que reparten los recolectores de basura, etc. 

 

Sin embargo, por fuera de cada suceso ridículo, hijo de la industrialización, otras felicidades son posibles gracias a la excelencia. Y entonces, en lugar de bailar al ritmo del insufrible “Despacito”, alguien decide acercarse a una librería y erigir un corpus superior. Porque supongo que indagar acerca del destino final de un colectivo, no genera mayor trascendencia que aprender las ciudades atravesadas por Alejandro de Macedonia, ¿no le parece? Interpretar las indicaciones de un remedio contra la tos, es una hazaña menor del que no reserva para sí, una búsqueda de lo excelso.      

 

La propuesta de la publicación será examinar algunas enunciaciones. Quedarán afuera miles y miles de ejemplos, pero aquí pretendemos deconstruir esa morbosidad de anunciar todas nuestras circunstancias diarias, mediante el uso de un anuncio.

 

PARTE 2

 

Si hubiese que enumerar una lista con las regularizaciones que mantienen ordenada la sociedad, probablemente los anuncios ocuparían un lugar de privilegio. El mundo de lo alfabetizado está arrojado hacia su presencia. Y no sabemos a ciencia cierta cómo sería la vida sin ellos, ya que es notable el modo en que el conocimiento del universo, reclama el énfasis del letrero.

 

Todo cobra sentido al razonamiento, a partir del anuncio. Y tan fuerte su necesidad, que concebimos los negocios, avenidas y prohibiciones, solamente cuando se los destaca. A tal punto, que incluso para saber si un actor participa en una película, no vamos a buscarlo en las imágenes, sino en los títulos iniciales. Y si allí no estuviese, esperamos los créditos finales.

 

La principal virtud del anuncio – esto es, surtirá efecto no - depende del ambiente en el cual se produzca la lectura… Leer sobre el relieve desértico de Arabia, “NO BAÑARSE, AGUAS CONTAMINADAS”, nos hace suponer que se trata de una broma.

Al contrario, colocado en la periferia de barcos a medio hundir y sinnúmero de basura, son indicios de un área contaminada. Y esto ratifica nuestra sospecha… Evidentemente existe algo muy definido con la improbabilidad de su emplazamiento. Nadie quita un anuncio de la vía pública, de aburrido, nomás!

¿Qué sentido llevárselo para leerlo tranquilo en la cama? Imagínese quedarse dormido y cuando se levanta, lo hace abrazado al cartel “PRECAUCION, ENTRADA Y SALIDA DE CAMIONES”.

Fenómeno, en ese caso ha llegado el momento de consultar un buen psicólogo.

 

Para que algo lleve un cartel consigo, además de carecer de movilidad propia, ese algo debe ser siempre lo mismo. Hoy no puede significar una cosa y mañana otra.

El cartel de la estación Tristán Suarez funciona, porque aunque pasen mil años, Tristán Suarez seguirá siendo Tristán Suarez.

Ahora, supóngase que un señor sale a la calle con un cartel que dice, “ME GUSTAN LAS MOROCHAS”.

Bueno, sería una pésima noticia para enamorarse. ¿Y qué sabe? ¿Qué garantía tiene que no se enamorará de una rubia o una pelirroja? Respuesta, el amor siempre hace acrobacias sobre los delgados alambres de la vida.

 

La diferencia entre lo dramático de los sentimientos humanos, de lo tedioso y permanente de las señalizaciones en la vida pública, es precisamente ese detalle definitivo… Que exista la deliciosa posibilidad de vivir un milagro.      

 

Mire, le juro... Hay un punto neurálgico del corazón, diciéndome que estoy íntimamente unido a alguien, compartiendo con ella, unos lazos invisibles. Que a veces se tensan y otras, se aflojan y aun así, nos intersectamos en algún libro, en alguna canción, en alguna palabra.

Sobre todo alrededor de un pensamiento que no consigo razonar… ¿Cómo una mujer me ha desbordado tanto, empujándome a quererla cada día más? En fin, así estamos. 

 

Mientras otros señores se van a dormir, abrazados a carteles, yo extraño a la mujer que me ha desarmado por completo.    

 

PARTE 3  

 

Conforme a su naturaleza, el anuncio admite una variedad de tonos, digamos, pueden ser contundentes, románticos, psicológicos, épicos, apocalípticos, etc. 

 

Tómese el clásico, “NO HAY MAS VACANTES”. Es un anuncio filosófico, sin dudas. En principio, denota lo inútil que será pretender espacios que no han sido destinados para nosotros. Asimismo, es una alegoría sobre las implacables fuerzas del tiempo y sus consecuencias definitivas. Su lectura habrá de empujarnos inmediatamente hacia la tristeza y el desencanto.

 

Bien distintos son los que prohíben todo. Por ejemplo, el  “PROHIBIDO CIRCULAR EN BICICLETA” que reza en los andenes. ¡A simple vista es una invitación a la aventura, a la trasgresión! Pues, ¿qué hace después de leerlo? Hombre, imaginamos toda una serie de episodios teñidos de vértigo y el posterior aplauso de sus amigotes, por aquellas demostraciones de valentía.

 

Pero entre los que nos prohíben, también están los que nos ubican en las puertas de la paradoja, tal es el caso del “QUEDA PROHIBIDO CONVERSAR CON EL CHOFER”.

Ahora, ¿cuáles son los alcances de dicha prohibición? ¿Cómo le indico el destino al conductor? ¿Rigen mientras trabaja, o tiene vigencia perpetua? Porque si durante el viaje no podemos hablar con él –y peor aún- si una resolución municipal lo condena a la incomunicación absoluta, nada cuesta suponer lo terrible que debe ser la vida, cuando regresan con sus familias.

 

Otro anuncio que nos invita a la paradoja, porque al mismo tiempo enuncia y viola una norma, es “PROHIBIDO FIJAR CARTELES”. Muy similar al caso del “NO ME TRAIGA PROBLEMAS, TRAIGAME SOLUCIONES” que vemos en las oficinas… Son señales que denuncian la pereza de los empleados y nuestra incapacidad para resolver problemas, evidentemente.   

 

PARTE 4

 

Al interior del paradigma comunicacional del siglo XXI, donde un simple hecho informativo, pronto se vuelve una pieza opinable, hay una búsqueda hacia nuevos significados. ¿Qué secreto esconde el “CUIDADO CON EL PERRO”? Ninguno. Salvo que coincida con Derrida y entonces, invierte la ecuación del hombre como un sujeto racional y al perro, como bestia posesiva y territorial.

 

Ernesto Sábato decía que todo trabajo artístico, es una descripción del artista.

 

El libro “La Divina Comedia”, antes que una descripción edilicia del infierno, el purgatorio y el paraíso, es la búsqueda incesante del ser amado. Nos habla poco del tormento que le espera al artista y mucho de la angustia espiritual que padece por la ausencia.   

Por las dudas dejemos en paz al Dante y veamos algunos casos.

 

Los anuncios prometen hablarnos de sus autores, ejemplo, “AQUI NO SE FIA”, nos hace conjeturar la mezquindad y desconfianza, más bien del que pretende ser amigo de las cuentas claras. Desde luego, nace con la aparición de los supermercados chinos en los barrios y los maxi kioscos en las estaciones de servicio. Al fin y al cabo, ¿quién saca fiado un litro de nafta?

“CONTROLE SU VUELTO AL RETIRARSE” nos descubre la personalidad rapaz y maliciosa de algunos que tratarán de quedarse con el vuelto, apenas usted se descuide un momento.  

“BAÑO EXCLUSIVO PARA LOS CLIENTES” es una de las declaraciones más humillantes para aquel que viene de la calle, acelerado por sus íntimas necesidades.

“REGALO TIERRA” permite entrever un espíritu generoso, pero también de aquel que no desea pagar un volquete para deshacerse de los escombros.  

“SONRIA, LO ESTAMOS FILMANDO” desalienta el posible accionar del delincuente y a los que gustan hacer caras raras, mientras el dependiente se halla ausente, buscando aquello que usted le ha solicitado.

“SU PREGUNTA NO MOLESTA”, que denota en quien lo expone, un carácter abierto, tolerante y siempre dispuesto al debate de grandes ideas -y por sobre todo- amable a las preguntas más estúpidas que a veces planteamos.

 

Finalmente, no faltan los carteles pretensiosos que venden las librerías y permiten a lo más selecto de nuestras amistades, anunciar públicamente algunos detalles de su personalidad, ejemplo, “HABLEME CON DULZURA, SOY UNA PERSONA SENSIBLE”.

 

PARTE 5

 

El lector analiza los estilos, las connotaciones éticas y estéticas, deseando crear una mirada más profunda de la obra. Pero, ¿podemos considerar los anuncios con un juicio poético, como quien se detiene frente a un hecho artístico?

 

Tal vez recuerde una época que se les pegaba determinadas frases a las fotografías. Y entonces, el álbum familiar pasaba a convertirse en una compilación de exclamaciones sin sentido y en muchos casos, fuera de todo contexto del sujeto.

O sea, ¿qué clase de oraciones coherentes puede formular un niño de 2 años, que posa en una fotografía de su bautismo? Respuesta, ninguna. Es la intencionalidad del que ha armado el álbum, quien le otorga la palabra al niño.

 

Hoy sucede con las redes sociales. Todas las imágenes parecen anunciar algo. Hay como un deseo de establecer consideraciones para el que las observa, ejemplos, un estado civil, una posición laboral, un estado de ánimo, una preferencia artística, etc.

Y no está mal, pues invariablemente somos atravesados por circunstancias. El hombre no es, sino, un estado de dinámica pura. Que cuando está por alcanzarse a sí mismo, ya lo perdió de vista al doblar la esquina.

 

El anuncio es un énfasis de la existencia, cuando no, el aval de la existencia misma. Es decir, lo que se da solo por existente es el anuncio. Incluso, para mejor comprobación, éste debe estar por delante de la persona.

Y quizá ese sea el inconveniente… El énfasis innecesario. Es advertir la imposibilidad del cambio, digamos, de no mostrarse susceptible a ninguna modificación.

Bueno, permítame decir que “PROHIBIDO GIRAR EN U” le queda bien al tránsito, pero muy mal al amor. Antes que nada, el enamorado es perceptivo a la transformación que espera el ser amado. Digamos, ¿a cambio de su amor incondicional, qué debo hacer?

¿Debo cruzar el Mar Egeo? Bueeeno.

¿Debo matar al León de Nemea? Bueeeno.

¿Debo transmutar en lluvia dorada como el dios Zeus? Bueeeno.

Todo eso y mucho más… Bueeeno.  

 

PARTE 6

 

Lo más valioso del mundo que posee el enamorado, jamás puede ser rotulado sobre papel, un pedazo de madera o chapa. No, de ningún modo. Por eso quisiera ir hasta el Congreso y en vez de tantos ajustes y medidas económicas, proponer la abolición de los anuncios, porque es una petición burguesa. Y esto lo descubro recién ahora, sobre el final.

 

Todo el universo se resume a una petición de escalafones, de órdenes y rigurosidad, allí, donde precisamente no deberían caber. Al menos, para los que creemos que el amor es lo único por lo cual, vale la pena volverse loco.  

Por lo tanto, el estandarte de lo prohibido, lo comercial y consensuado por otros, en función de evitar que salten los resortes sociales, son los enemigos jurados de la fe poética.

El arte y la vida están teñidos de contradicciones, de una inconmensurable imposibilidad de amueblar las acciones humanas, con la misma pretensión mediocre que produce un cartel.

 

Alrededor del arte hay multiplicidad de significados y entonces, un costal de arena es el material necesario para edificar una casa. Para otro, el peso de los años.

Un verdadero poeta sabe que cada cosa tiene más de un valor y que el lector consiga interpretar lo que realmente quiso decir, bueno, es un milagro. Y el milagro es la materia de la que está hecho el amor.  

 

Por último, quien pretende designarle un nombre a la mujer amada, debería saber que estos asuntos se graban con fuego en el alma. Lo demás no es sino, una comodidad de las ordenanzas municipales.

 

¿A quién dedicar? Bueno, no estaría mal un “CADA DIA TE QUIERO MAS” en la vereda de la mujer amada. Para que sepa y no se olvide que acá hay uno que la adora con locura. 

Dedicado a ella, el más bonito énfasis que necesito para mi existencia.

 

Buenas Noches.

 

Nacho

 

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