Para dar inicio a la charla conviene
armar las valijas, desempolvar la brújula y apuntar en nuestro mapa el destino
a India.
El Dharma Shasta es un texto sagrado el cual detalla la formación del universo a largo de cinco capítulos. El primero corresponde a Dios y sus atributos, el segundo a la creación de
ángeles, el tercero a la caída de los ángeles y el cuarto a su castigo. El quinto es el perdón y la creación de la humanidad.
Dios concibió una esfera perfecta, sin
principio ni final. Más tarde tomó parte de su esencia y creó a los ángeles,
entidades capaces de distinguir lo perfecto de lo imperfecto. Comenzó por
Birma, Vishnú y Shiva, Mozazor y una pléyade de ángeles subsidiarios. Gracias a
la colaboración y el conocimiento militar de Vishnú y Shiva, Birma pudo liderar
verdaderas legiones. Por último, los ángeles rodearon el trono y un coro resonó
en los cielos.
Ahora, no es verdad que los pueblos
salvajes y paganos hayan creído en ángeles. Anabaptistas, saduceos y socinianos
desconfiaban de sucesos sobrenaturales, como le pasa a uno con las rifas que
venden los recolectores de basura. Tampoco sabeos, druidas, chinos, escitas,
saduceos, fenicios y egipcios.
Similar al caso de las divinidades egipcias.
El trato con los mortales era tan frecuente que no precisaban ángeles. De este
concepto abrevarían griegos y romanos, superpoblando el horizonte de dioses,
semidioses y subalternos. Los mitólogos comparan al Hermes griego y al Mercurio
romano de mensajeros celestiales. Al momento de actuar carecían de sutileza,
aunque en sus espaldas o tobillos había alas. El historiador Burckhardt
presiente que eran genios menores.
La mayoría coincide en que Babilonia es
cuna de ángeles. Su cultura ha influido en la angelología del judaísmo,
cristianismo y el Islam, más si consideramos los aportes de Daniel, Tobías y Enoc. Voltaire
opina que hasta la esclavitud en Babilonia, el pueblo judío ignoraba del tema y
que quizá debieron instruirse en la doctrina brahmánica, porque la doctrina
angélica antecede a la creencia del alma.
El zoroastrismo
fue una religión monoteísta teñida de un fuerte dualismo y oficializó el
imperio persa desde el siglo VI a. C. hacia mediados del siglo VII d. C.,
cuando los musulmanes decidieron erradicarla.
Después del universo se establecieron
entidades antagónicas, Angra Mainyu, un espíritu protector del hombre y Ahriman, espíritu que encarna el mal
pensamiento, la mentira, el desorden, la muerte, la enfermedad, el orgullo, la
deshonestidad, la oscuridad.
Ahura Mazda era jefe de las entidades
intermedias -los amesha spenta- seis arcángeles o luminosidades de la realidad.
Son mediaciones ontológicas entre la divinidad y el ámbito de lo mundano –o lo
que es igual- el instrumento de acción del dios.
Los amesha spenta, encabezados por Vohu
Manah o buen pensamiento, reciben a los bienaventurados en el Paraíso. Asha
Vahishta o justicia o verdad perfecta, preside el fuego sagrado y vigila la
senda de la justicia y el conocimiento espiritual. Khshathra Vairya o reino
deseable, cuida de los metales. Spenta Armaiti o santa devoción, cuida de la
Tierra. Haurvatat o perfección y Ameretat o inmortalidad, reinan las aguas y
las plantas.
Finalizada la cautividad, la casta
aristocrática judía entendió que compartían con los persas una religión
monoteísta, moralidad estricta y un profeta iluminado por un Dios creador y
ordenador del mundo. Dichas semejanzas y el respeto a las leyes religiosas
persas hicieron que Ciro el Grande ordenara el retorno del pueblo judío a su
patria y reconstruyeran la capital y su templo.
Por eso, además de haber salvado a los
judíos, los persas influyeron en su doctrina, engrosando el panteón angelical,
que apenas contaba con Gabriel y Miguel. Así pues, la tradición dirá que el
arcángel Anael administra Venus, a imitación de Anahita, diosa persa del amor o
que Uriel es el ángel del fuego y la luz divina, siguiendo el culto
zoroástrico. O que el ángel Zadkiel rige Júpiter o la compasión o Sariel, un
ángel vigilante o Remiel, el ángel de la misericordia o Azrael, el ángel de la
muerte o Raziel, el ángel de los secretos, etc.
Afuera hay un mundo suprasensible que
no es ni el territorio empírico de los sentidos, ni el barrio abstracto del
intelecto. En este mundo intermedio pululan los ángeles y no importa si
pertenecen a obras literarias, a las escrituras de las religiones o simplemente
a nuestros sueños.
El mundo angélico, aunque más no sea
una metáfora, todavía permite deslizarnos y escaparnos de la violenta realidad,
por los toboganes de la imaginación.
Buenas noches, hablaremos sobre
ángeles.
2
En la Mesopotamia arcaica hubo
guardianes y sirvientes alados de los dioses. Son ideas que tomaron los persas
y asistieron a los griegos como “ággelos” y en latín “ángelus”, que significa “el que trae noticias”. Un malaj es
mensajero en la Biblia hebrea, la literatura rabínica y la liturgia. En el
hebreo moderno, mal'akh el término designa a un ángel.
Los ángeles cumplen tareas de apoyo o se
dedican a la adoración. El primer grupo son mensajeros, anuncian la voluntad de
Dios. También aplican justicia o castigo divino, como la expulsión de Adán y
Eva del Paraíso. En ocasiones socorren a personajes del Antiguo y Nuevo
Testamento, mártires y santos e incluso a la humanidad, augurando una muerte
digna o consolando a los difuntos en el Día del Juicio Final.
El segundo
grupo recuerda la época en las que debía rendirse pleitesía al emperador. Son
ángeles que glorifican y alaban la magnificencia de Dios. Justamente,
permanecen en la corte celestial y nunca bajan a la Tierra. Las malas lenguas
dicen que este grupo son animales alados sin rostro, convenientemente
horrorosos y por esa razón Dios prefirió mantenerlos apartados de los hombres.
En general, los ángeles comprenden el
funcionamiento del universo y sus fuerzas naturales, poseen facultades
increíbles como desplazar objetos y a veces se materializan frente a personas
específicas para concederles favores.
El teólogo Rothe suma una solidez
intelectual, invisibilidad y propiedad de no ocupar espacio ni chance de ser
encerrado. Eso sí, se abstiene de contarnos cuántos años viven, pero deja
entrever que conocen los pensamientos humanos de un modo conjetural, con lo
cual hay que desconfiar cuando un ángel trae chismes de otras almas.
San Agustín
declara propiedad de la sutileza y agilidad, destrezas que Santo Tomás adjudica
a su condición incorpórea. Santo Tomás asegura que una vez creados, participaron
en la Creación como seres puros e inteligentes. El calificativo de “puros” es
sinónimo de espíritu y por ende entendemos que Dios y los ángeles están ayunos
de materia. Para los racionalistas e iluministas, ser ángel es un oficio,
alguien que desempeña un cargo divino. En cambio, los espiritistas opinan que se
trata de almas apartadas o viejos espíritus que habitaron un cuerpo.
El profeta Isaías vio el aspecto de un
señor vestido de lino blanco y ceñido de oro. Su cuerpo era berilo, el rostro un
relámpago y sus ojos, antorchas de fuego. Brazos y pies de bronce bruñido y el
sonido de sus palabras el estruendo de una multitud. Ezequiel los describe más
humanos y coincide en que sus voces suenan a relámpagos… Bueno, las
contradicciones resultan habituales en medio de tantos relatos proféticos,
históricos y poéticos.
John Dee y Edward Kelley oficiaban de
médiums y asuntos vinculados con la magia. Aparentemente, en una sesión les fue
concedida la revelación de que el lenguaje de los ángeles era el enoquiano. La
lengua presenta un alfabeto, sintaxis y escritura y fue hablada entre ángeles y
humanos antes de la Torre de Babel.
Hoy se conserva una parte del libro de Enoc en etíope antiguo, aunque
algunos fragmentos descubiertos entre los manuscritos del mar Muerto demuestran
que su idioma original era el arameo. Según los testimonios sería la lengua de
los ángeles, sin embargo, los ortodoxos insisten en que los ángeles hablan en
hebreo…Y cuando suponíamos que ambos ocultistas habían partido definitivamente,
Rothe vuelve sobre sus pasos y jura que el ángel conversa entre pares, sin
apelar a palabras ni a signo alguno.
Respecto a su concepción, los creyentes
intuyen que sucedió en el Cielo y los menos devotos en la Tierra, aunque no
figura en ningún párrafo del Génesis. Los griegos calcularon que debió ser
antes de la creación del mundo, mientras que los pensadores latinos un poco
después. Comúnmente suele aceptarse que ocurrió de manera simultánea.
¿En cuánto tiempo se construyó el
universo? Uno calcula siglos y siglos… No, no. Una semana. Dios tomó el lunes y
creó la noche y el día, el martes, el cielo y el mar, miércoles, la tierra y la
vegetación, jueves, el sol, la luna y las estrellas, viernes, los océanos y las
criaturas marinas, sábado, al hombre y criaturas terrestres. Llegó el domingo y
descansó.
Antiguos pastores del cristianismo
afirman que la claridad del día refiere a la espiritualidad y representa, en
efecto, al mundo angélico. Borges opina que al ser creados el cuarto día, junto
al sol y la luna, los ángeles alumbran la Tierra y explicaría el motivo de
cuerpos celestes en el firmamento. En realidad no hay acuerdo si los ángeles fueron creados al segundo día o al
cuarto. Los gnósticos judíos atribuían la Creación a los ángeles insinuando que
las fallas de los hombres corresponden a un origen angélico y no a un Dios
perfecto.
La comparación de estrellas con ángeles
es insistente, sobre todo en los pueblos que aman el maridaje del ángel con los
astros. Tales miradas comparativas remiten al Apocalipsis, donde ángeles portan
mensajes luminosos a la humanidad. Sin embargo, los persas dieron vida e
inteligencia a las estrellas, al sol y a la luna. De ahí que Job afirmase que
los ángeles no son descendientes, sino criaturas divinas. En otro pasaje del
Apocalipsis, Dios se pronuncia en un torbellino, recordando el principio del
mundo y las estrellas cantaron con regocijo.
Sea como fuere la cosa, la noble labor
de hacer rimar estrellas y ángeles, tan compañera en la soledad de las noches,
se lo debemos a los hebreos que dedicaban su tiempo a observar astros y vivificarlos
con almas humanas.
Isaías nombró Lucero al ángel caído,
que se traduce “portador de luz” o “hijo de la mañana”. El nombre no es
otro que Lucifer y aparece apenas en la Biblia. Tras su caída, Lucifer fue
Satanás, el diablo.
En cuanto a la cantidad de ángeles,
excede a las criaturas en el universo. Alrededor de la Edad Media el número alcanzaba
los 301.655.722 ángeles y de estos, 133.306.638 habían caído.
El teólogo Juan Duns Escoto estimó mil
millones de ángeles, pero el profeta Daniel tuvo una visión y vio a un anciano
en su trono, rodeado por dos millares de miles, miríadas de miríadas de
ángeles… Que es como sentarse a contar granitos de arena en un desierto. Lo
mismo quiso hacer Job con las estrellas de la bóveda celeste. Claro, al cabo de
un rato uno se aburre y afloja. Y entonces usted simula aires de filósofo y
sentencia su infinitud, por no aceptar que perdió el entusiasmo para seguir
contando.
La Sagrada Escritura y el Antiguo
Testamento entienden que son incalculables. Jacob aclamó a los ejércitos de
Dios como legiones. Es más, Jesús indica que tiene un cuerpo de doce legiones
de ángeles. Recuérdese que una legión romana estaba conformada por 6.000
hombres.
En el Evangelio de San Lucas el número
es 99 veces mayor que el número de la humanidad. Otros, que el número de
ángeles es el mismo a la humanidad o del mismo número de hombres que al final
se encuentren en el Cielo.
El apóstol Juan, en la visión de la
Jerusalén celeste, oye la voz de una multitud de ángeles… Lo dicho, ¡son
muchos!
En una semana el universo estaba listo.
Y cuánta belleza, ¿no? La Creación es una puesta de escena de enorme valor
poético, porque pese a que no parece demasiado tiempo, Dios bien pudo haberlo
concebido con un simple chasquido.
Todo suceso artístico está sujeto a
unos rigores temporales, quiero decir, algunas demoras, algunas esperas son
necesarias… El carruaje detiene su paso en medio de una tormenta, el cartero no
encuentra la dirección de una casa, un llamado telefónico es atendido por otra
persona, un embotellamiento provoca el desencuentro, etc.
Vivimos llegando temprano a lugares que
no nos esperan y muy tarde a los que nos están esperando o todavía esperan
noticias nuestras.
Un ángel me sopló al oído que no hay
que preocuparse… Los grandes amores llevan su tiempo.
3
El tema es una revisión a la época
post-babilónica, ya que recién entonces asoman los nombres que caldeos y persas
pusieron a los ángeles. De hecho, Rafael, Gabriel y Uriel son persas
babilónicos. Tampoco resulta casual que una fuerza antagonista como Satanás
tenga raíz babilónica. Bueno, el Antiguo Testamento
apenas lo menciona y en el libro de
Job es un hijo de Dios o
un ángel caído. Mientras se cuentan dos o tres menciones de Satanás en el Antiguo Testamento, hay 53
referencias en el Nuevo Testamento.
Un libro acerca de Moisés figura
Zinghiel, Samuel, Tsakon, Lakah y otros ángeles que hasta ese momento no habían
mencionado los hebreos. Más aún, estudios cabalísticos demuestran que los tres
ángeles manifestados ante Abraham derivan de los libros de Daniel y Tobías. Este último es un apócrifo entre judíos y protestantes.
El libro de Daniel transcurre enteramente en Babilonia. Allí, el arcángel
Gabriel visita a Daniel y avisa que el
arcángel Miguel lo ayudará a defender el futuro de Israel. Isaías coincide en
decir que Miguel es el ángel defensor de Israel y vencedor de sus enemigos.
Conforme palabras de Daniel, los ángeles tienen la misión de vigilar la Tierra
y comunicar los planes de Dios.
Otra historia del libro cuenta que
Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro y pidió a los hombres que la
adorasen, pero Sadrac, Mesac y Abed-nego se negaron y fueron arrojados a un
horno ardiente. Al parecer, un ángel del Señor descendió y apagó las llamas.
Tobías nombra siete entidades
angélicas, idea que tomaría Enoc y el Apocalipsis de San Juan. En medio de un
viaje al oriente, Tobías comprueba el poder de Rafael, primero, entregándole un
remedio que curaría la ceguera de su padre. Luego interviniendo contra las
acciones de Asmodeo, un íncubo que atormentaba a los maridos de Sara en la
noche de bodas. El arcángel dio por finiquitado el asunto, encadenando al
demonio en vaya a saber qué paraje desértico de Egipto.
Los sacerdotes persas eran expertos en
expulsar demonios, dato curioso… En los textos previos a la Biblia casi no se
mencionaban los exorcismos, pero ya se deslizaba la presencia de Satanás y una
cohorte de ángeles rebeldes.
Dentro de la literatura esenia existe
un apartado acerca de la guerra entre los hijos de la luz y los hijos de las
tinieblas, texto posiblemente inspirado en Zaratustra que impulsaba a sus devotos
a combatir a los demonios, los infieles y contra el pecado.
En la biblioteca de Qumrán, los esenios
conservaban ejemplares mencionando los nombres de demonios y arcángeles de luz
que combaten entre sí. Dice que los ejércitos judío-esenios del bien o de la
luz irán acompañados de cuatro torres de combate. Las torres tendrán el nombre
de Rafael, Miguel, Gabriel y la cuarta Sariel.
Esta disposición militar será copiada
por los rabinos cabalistas, quienes tras invocar a Dios cada mañana y cada
noche, invocarán a los cuatro arcángeles, pero reemplazarán a Sariel en lugar
de Uriel por considerarlo un ángel de categoría superior.
Testimonios de ángeles que andan dando
vueltas por diversos textos. Dígase algo…
El profeta Zacarías anota unas veinte
intervenciones de agentes enviados para hacer cumplir los juicios de Dios.
Los salmos de David mencionan ángeles,
sin distinción alguna. En realidad, eran espíritus intermediarios, organizados
por jerarquías y disciplina. Esto es así pues los salmos nacieron de la
inspiración divina primitiva que enfatizaba el culto al Dios único y no a los
ángeles.
Cuando Eva y Adán fueron expulsados del
Paraíso, Dios dispuso al arcángel Uriel con una espada flamante a cuidar la
entrada. El texto original en hebreo en verdad habla de un querubín.
Hay un relato del ángel que guio a
Moisés e israelitas fuera de Egipto, en un claro ejemplo de interacción de Dios
con los hombres. Por eso en varios escritos los ángeles no son usos de la
retórica ni ilusiones, sino que se los reconocían verdaderos mensajeros de la
divinidad. Sin embargo, el Génesis asegura que son espirituales e invisibles y
al manifestarse lo hacen como hombres jóvenes.
La historia de Agar cuenta la vida de
una esclava egipcia a la que su patrona entrega para que conciba un hijo con su
esposo, ya que ella no quedaba embarazada. Dios le había prometido descendencia
a Abrán, pero esto no se cumplía. Durante el embarazo de Agar, Saray empieza a
maltratarla. Agar huye al desierto y aparece el ángel de Dios para brindar ayuda
y le promete descendencia al hijo que iba a parir. Agar es la única mujer en el
Antiguo Testamento a la que se le presenta el ángel de Dios.
En el Antiguo Testamento, dos ángeles
evitaron que Lot cayese bajo la destrucción de Sodoma.
En el libro de Jueces, un ángel
profetizó que Sansón liberaría a Israel de los filisteos, aunque prefirió
reservar su nombre.
En el libro Reyes, Samuel quiso comparar al rey David en
sabiduría, consuelo y poder con un ángel. Por semejante orgullo, Dios castigó a
su pueblo y porque encima alardeó que su ejército era mayor al celestial. David
tuvo que interceder para que un ángel no destruyera la ciudad de Jerusalén con
una plaga.
Los Evangelios de San Mateo y San Lucas
relatan actividades angelicales en torno al nacimiento de Jesús, su predicción
y anunciación. Se sabe que el ángel Gabriel fue enviado a Nazaret y comunicar el
nacimiento de Cristo y que durante la ascensión al Cielo, dos ángeles
anunciaron una segunda venida.
La vez que los apóstoles fueron
encarcelados, un ángel abrió las puertas y los liberó, pero hubo una tormenta
en el mar y Pablo recibió el anuncio de un rescate angelical.
Abraham recibió la visita de Miguel,
Gabriel y Rafael en su tienda y prometieron el nacimiento de Isaac, pues ni él
ni su esposa Sara podían tener hijos. Más adelante, la voz de un ángel
detendría el cuchillo en el sacrificio a Isaac. Se desconoce el nombre y la
apariencia del ángel, solo que Abraham oyó un grito.
Para finalizar esta parte, la Biblia
dice que Jacob se peleó con un señor sin alas, pero con ostentosas extremidades
animales. La lucha duró hasta el amanecer y viendo que no lo vencía, el tipo le
tocó la articulación del muslo a Jacob y lo dejó lisiado. Bueno, en mi barrio
eso es trampa. Con poderes, ¡así cualquiera!
Célebre es el sueño de Jacob de una
escalera apoyada en tierra firme y que se perdía en el Cielo, mientras ángeles
subían y bajaban. Es una idea que recuerda a la Torre de Babel, aquel templo
forjado por hombres para tratar de alcanzar el Cielo. Bah, es lo que uno
imagina, de lo contrario la escalera hubiese resultado perfectamente inútil a
los efectos de un ser que puede volar. Y si no, ¿de qué sirven las alas? Es una
buena pregunta.
Para las Sagradas Escrituras, las alas
son símbolo de energía y movimiento. Sin embargo, más que un sinónimo de
libertad, tener alas es el entusiasmo alegórico del alma solitaria, cuando cree
haber encontrado su destino en el otro.
4
Enoc era un iluminado que guio al
pueblo de la ciudad de Sion y fue el séptimo patriarca, después de Adán. Jared
engendró a Enoc los 172 años y fue el padre de Matusalén.
El Génesis señala que vivió alrededor
de 356 años y fue llevado al Cielo sin morir, pero sus textos han sido
excluidos del canon hebreo y de las escrituras cristianas. Aun así y a los
efectos de la publicación, nos interesa Metatrón, el príncipe de los ángeles.
El arcángel Metatrón fue importantísimo
en el judaísmo místico medieval y se menciona en el Talmud. En la práctica
rabínica, es el más alto de todos los ángeles y sirve como escriba celestial.
El Libro de Enoc describe la evolución
de Enoc en el arcángel Metatrón. En este libro, Enoc tuvo varias visiones, a
saber. Una intercediendo a favor de los ángeles caídos y otra confundiendo a
los querubines con seres de fuego, pero la trascendental fue recibir de Dios el
derecho a sentarse en un trono en el Cielo.
Al final de sus visiones, el arcángel
Miguel lo condujo al Cielo y Enoc pasó a llamarse Metatrón. Su piel fue reemplazada por un ardiente atavío de
luz y sus dimensiones humanas a expandirse a lo largo y ancho del mundo creado.
Conforme el Zohar, Metatrón es el ángel
que guio a los israelitas en el éxodo y el que gobierna el árbol del
conocimiento del bien y el mal. Asimismo, cuenta que Enoc escribió todos los
secretos de la sabiduría, hasta que fue enviado al Cielo para convertirse en
ángel. Una vez en el Cielo, Dios permitió continuar esta actividad.
Acaso Metatrón signifique “el que comparte el trono” o “el que se sienta detrás del trono de Dios”
porque es el ángel primordial, una emanación de Dios en la Tierra.
Por ser un ángel que alguna vez fue
humano, a Metatrón se lo asocia con Gabriel y Samael cuando deben trabajar como
ángeles de la muerte. Metatrón los supervisa y ayudan a las almas en su
transición del plano físico al espiritual.
Metatrón conoce el camino de la
iluminación, por eso está encargado de dirigir la ascensión del hombre en un
ser de luz y unirse al espíritu puro de la divinidad.
Los ángeles consultan a Metatrón en su
rol de guardián de los registros akáshicos. ¿Y qué son los registros akáshicos? Bueno, representan una manera de
explorar las vidas pasadas, pues contienen la mente de Dios o la memoria de
todo lo acontecido desde el origen de los tiempos.
Solamente el arcángel Metatrón tiene
acceso a la sabiduría divina y que reparte a los demás ángeles para apoyar a
los seres humanos en su evolución. En definitiva, Metatrón es clave en la
perfección del alma.
La
transmutación de Metatrón es el modelo de la ascensión humana al Cielo. Jacob
también se transforma en el ángel Uriel y el profeta Elías en el ángel Sandalfón.
El
cristianismo sucede lo mismo con San Francisco de Asís, quien según sus
seguidores se convierte en Remiel, ángel de la misericordia. Dante hace de
Beatriz otro miembro de ese particular club, aunque el poeta ya sospechaba de
sus condiciones angelicales.
Otro bastante singular es el ángel
Moroni, que parece el nombre de un arquero del ascenso. No está en la Biblia,
pero se destaca entre los mormones. Según la enseñanza, este ángel importunó a
José Smith en repetidas ocasiones, a partir de 1823.
El ángel Moroni era un ser humano, hijo
del profeta Mormón. El profeta escribió su mensaje en tablas de oro y muerto,
su hijo terminó el trabajo y enterró las tablas. Tiempo después, muere Moroni y
se convierte en un ángel que se presenta ante Smith. En una manifestación,
dicta la ubicación de las tablas y la capacidad de traducirlas. Smith publica
la supuesta traducción como el Libro de Mormón.
Al principio, Smith no daba el nombre
del ángel. Algunos documentos pensaron que se trataba de Nefi, otro personaje
del Libro de Mormón, pero Moroni es la identificación correcta de aquel ángel.
Moroni es el ángel que pregona el
evangelio a todas las naciones, porque los mormones creen que los ángeles son
mensajeros divinos enviados para ministrar a la humanidad en la Tierra.
Entre los mormones conviven dos clases
de seres, ángeles, que son personajes resucitados con carne y huesos. En
segundo lugar, espíritus de hombres justos, perfectos y no resucitados, pero
que heredan la misma gloria.
Desde luego, no puede quedar afuera el
ángel de la guarda.
La teoría del ángel de la guarda ha
sido versificada por Hesíodo, aunque los griegos afanaron de los egipcios, los
egipcios de los caldeos y los caldeos de los hindúes. A decir verdad, los
teólogos calculan que los persas originaron el concepto del ángel bueno y malo.
Es más, Rafael era el ángel de la guarda del Imperio persa.
En el judaísmo primitivo jamás existió
el ángel personal, sino un ángel guardián de la nación de Israel y se refieren
al ángel de Yahvé. Para el profeta Daniel, este ángel es Miguel y Jehoel en la literatura rabínica, posterior a
Jesucristo.
La religión persa sostiene que a cada
individuo lo protege un fravashi, una parte celestial del alma que, llegada la
hora de la muerte y si se trata de un justo, el alma se fusionará con su
correspondiente fravashi. Naturalmente, bajo la atenta mirada de Aura Mazda.
Jesucristo enseñaba lo mismo como
doctrina esotérica de la iglesia primitiva, según narra el Libro de los
Apóstoles y en el Apocalipsis donde el número o medida del hombre, es el número
o medida del ángel.
El ángel de la guarda es una suerte de
consejero, alguien que oye las plegarias y vela por nuestras acciones, aún en
momentos difíciles. Suele presentarse bajo el aspecto de un joven alado y lleno
de gracia y belleza. Viste un atuendo ligero y pies desnudos como los atletas
griegos, requisitos indispensables a la hora de expresar velocidad.
Ocasionalmente cargan harpas, trompetas e instrumentos que recuerdan las
alabanzas sagradas.
A San Pablo de la Cruz le gustaba
asomar en sueños a las personas, blandiendo una espada dorada y exigiendo el
arrepentimiento de sus pecados y que tomaran el camino de Dios. Cuando le preguntaban
a qué se debía su presencia, respondía que era un ángel guardián que buscaba
inducir a la conversión de los pecadores. En este caso, el fravashi es la
imagen personal de la persona visitada.
Las historias de San Pablo de la Cruz
confirman los actos del Zohar, libro fundamental de los cabalistas judíos. El
Zohar postula la idea de un modelo celestial del hombre terrenal, argumentando
que así como hay un Adán primordial, urdido por Dios y los ángeles, hay un Adam Kadmon, modelo de hombre perfecto y
andrógino que habita el cielo mental del Creador Supremo, a modo de un
arquetipo platónico.
¿Existen ángeles de la guarda o
simplemente es creencia de antiguas religiones? Al fin y al cabo, el
adoctrinamiento juega un papel crucial en las falsas creencias, sobre todo
cuando el poder necesita imponerse en una sociedad.
Quizá lo interesante sea la fe
construida alrededor del engaño. Es el engaño lo que enamora, la precisión
metafórica con la cual uno encamina sus deseos artísticos o amorosos. Quiero
decir, ignoramos si una obra de arte ha sido designada por altísimas voluntades
o si la mujer amada es el capricho cósmico de un ángel de la guarda. No
importa. El enamorado anda tras cuestiones vinculadas con aquello que su
corazón revela en lo más profundo. Y si hubiese una intervención celestial,
pues mejor todavía. Siempre es más interesante una mujer vislumbrada en un
llamado del destino, que invitar a salir a una compañera de trabajo, ¿no le
parece?
5
Un estudio revela que la cifra de
ángeles persas equivalía a los días de un mes. El principal es Baham y a él
sirven el resto de los ángeles. Baham cuida de los animales, excepto el hombre,
sobre quien únicamente Dios reserva jurisdicción.
El segundo en orden jerárquico es
Debadur y rige el día octavo. El tercero Kur, ángel del sol y el cuarto Ma,
preside la luna.
Sabemos que la angelología estudia a
los ángeles, pero habiendo infinidad de libros sagrados, apócrifos o de dudosa
procedencia, el mundo angélico resulta inabarcable. Por un lado ya dijimos que
en el caso de Enoc y Tobías hay siete entidades protegiendo el trono divino,
pero también dentro del aparato cristiano, hebreo e islámico, entre quienes
destacan a Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel. No olvidemos por ejemplo que
Gabriel dictó el Corán a Mahoma
y anunció a María la llegada de Jesús.
Según Maimónides, un teólogo medieval,
la tradición judía admite diez grados u órdenes de ángeles…Los puros, los
rápidos, los fuertes, las llamas, las chispas, los mensajeros, los dioses o
jueces, los hijos de los dioses, los querubines y los animados. Sin embargo, el Papa Gregorio I
redujo a nueve los coros admitidos por los judíos.
Cerca del siglo I d. C., Dionisio
Areopagita elaboró la división de los ángeles en Consejeros, Gobernadores y
Ministros. En la 1er jerarquía están los serafines, querubines y tronos, en la
2da dominaciones, virtudes y potestades y la 3era principados, arcángeles y
ángeles. Asimismo, estas categorías solo pueden ser corregidas o arregladas por
un Papa.
La tríada superior reside los arrabales
del Paraíso, próximos al Creador. Allí, los serafines rodean el trono divino y
son artífices de la belleza. Vinculados a la dicha y el goce intenso, suelen
ser cantores o músicos. De vez en cuando tocan la guitarra y acordes
milongueros inundan hacia el universo entero. Bue, estoy exagerando… Pero
admitamos que algunos guitarristas bien podrían ser serafines.
Los serafines crean milagros –y mejor
todavía- ofrecen la posibilidad de un amor eterno e incondicional. Tienen seis
pares de alas, dos para cubrirse ante Dios, dos en el cuerpo y otras dos para
volar.
La tarea de los serafines consiste en
ejecutar la obra de Dios, pero el término “serafín”
aparece en la Biblia para hablar de serpientes venenosas del desierto.
Los
serafines apenas son mencionados en el Antiguo Testamento. En la Divina
Comedia, el serafín que tradicionalmente rodea el trono del Señor y canta y
canta sin cesar, ya no canta.
Los querubines custodian los sitios
sagrados, protegen al universo del caos y así evitar su destrucción, esto es,
galaxias, sistemas y órbitas de los planetas, los soles y estrellas.
Durante el período renacentista eran
pintados en los cielorrasos como bebes alados, sonrosados e inocentes y armados
con arco y flecha, pero Ezequiel dice que eran monstruos con cuerpo humano y
una cabeza cuyos cuatro rostros incluye el de un buey, un hombre, un águila y
un león. Además de patas rectas y cascos de toro que brillan como el oro, un
par de alas cubren su cuerpo y otro par para volar. O sea, ríase cuando de
chicos nos asustaban con el hombre de la bolsa...
La descripción de Ezequiel es idéntica
a deidades mesopotámicas como el Grifo hitita, el lammasu de Babilonia o la
esfinge de los egipcios. La Biblia prefiere describirlos mitad humanos y mitad
animales, cuya tarea es proteger el jardín del Edén.
De carácter y fortaleza, son encargados
de la entrada al Paraíso. De ahí que su nombre derive del hebreo "el que intercede". Resultan
insobornables y profesan la sabiduría divina, de modo que conocen todo lo que
está escrito en la vida de cada hombre.
Los querubines del firmamento trabajan
sobre el macro y el microcosmos, vamos, nuestra conciencia del infinito. En
cambio, los querubines del fundamento protegen foros sagrados y velados como
templos, tumbas, escritos antiguos, etc.
Los tronos son secretarios privados de
Dios y ocupan el nivel más alto en la jerarquía celeste. Se les describe
colosales y de alas iluminadas con los siete colores. Algunos mitólogos los
mencionan como carros de fuego que conectan el Cielo con la Tierra. Sin
embargo, San Gregorio Magno escribe que los tronos son el lugar donde Dios se
sienta y por medio de ellos dispone los juicios. Por eso conocen las razones de
obras santas.
Gracias a una visión de Ezequiel, a
última hora añadimos al ofanim u ophanim, una jerarquía similar a los tronos.
Dado que el Trono Sagrado suele ser movido por ángeles, Ezequiel describe ruedas
entrelazadas con múltiples ojos. Se desplazan por el Cielo y su propósito es el
conocimiento de lo que sucede a su alrededor, además porque sus actividades
están alineadas con la voluntad divina.
Conocidos por su inmensa sabiduría,
estos extraños seres nunca duermen. Para muchos, el ofanim es cada una de las
ruedas del Carro Celestial de Dios.
En la tríada intermedia están los
ángeles de la Creación, que son los que otorgan al hombre las herramientas
necesarias para que funcionen las relaciones entre ellos. A este grupo
corresponden las potestades, virtudes y dominaciones.
Las potestades forman un ejército
divino al servicio de la humanidad contra enemigos externos e internos. Revelan
el poder de Dios. El jefe a cargo es el arcángel Miguel y visten cascos,
armaduras y espadas. Combaten las entidades y pensamientos negativos y tratan de
reconciliar las fuerzas del bien y el mal. En otras fuentes son ángeles del
nacimiento y la muerte ya que acompañan al sujeto en este plano y cuando sus
cuerpos lo abandonan.
Las virtudes son responsables que los
sueños logren cumplirse. Su ausencia de cuerpo transmite mayor energía
espiritual en menor tiempo. Dicha energía es fundamental para que el ángel
pueda realizar lo que consideramos un milagro, supóngase, una resurrección,
alguien impedido de caminar, que los políticos chorros vayan en cana, etc.
Producen una transformación sobre la materia, por tal motivo son la respuesta
de Dios en situaciones extremas.
Las dominaciones informan la soberanía
de Dios y están tuteladas por el arcángel Rafael. Colaboran en la
reconciliación y el perdón. De enorme sensibilidad, ayudan a vencer
enfermedades, protegen hospitales, los trabajos de yoga y meditación, etc.
Representan la sanación, la verdad, la concentración, la consagración y la
perfección. También conocidos como los enjoyados –o médicos del Cielo- visten
ropas blancas o verdes con piedras preciosas y alas color tiza. Estos ángeles
exaltan la belleza, la educación, la música, el arte, la sabiduría, el amor. En
resumen, enaltecen lo que es bueno para nosotros.
La Tríada inferior es la que realmente
se entrega a la humanidad, ayudándola, brindando asistencia, equilibrio, paz,
amor, protección a quienes las soliciten, etc.
Los principados manifiestan el dominio de Dios sobre la naturaleza y están en
manos del Arcángel Uriel. Al interior existen otros nueve coros que cumplen
distintas actividades, cuyo propósito es suministrar ayuda a los hombres.
Hacen trabajos vinculados a la
contemplación, desarman energías del plano astral, aquietan situaciones
extremas y brindan fuerzas y discernimiento para resolver situaciones sin
temor. Se comenta que uno puede pedirle lo que quiera, sin pensar en cómo lo
quiera. Suele vérselos –acaso si logra verlos- portando cetros y cruces.
Los arcángeles despachan las órdenes
divinas y comandan las batallas del Cielo con los hijos de las tinieblas. Otorgan revelaciones y herramientas para el
desarrollo espiritual.
El mismo Ahura Mazda, dios sabio y
padre de la Creación está rodeado de seis arcángeles, tres masculinos a su
derecha y tres femeninos a su izquierda. De hecho, la mirada andrógina del
ángel –ampliamente utilizada en los griegos- proviene de la cosmogonía
zoroástrica. De los seis arcángeles, el más relevante es Spenta Armaiti, único
ángel femenino de la tierra y madre de Daena, cuerpo astral o resurrección de
cada uno de nosotros.
Miguel es el arcángel del Juicio Final.
Su papel de pesador de almas recuerda al Anubis egipcio, aquel dios que pesaba
los corazones de los difuntos. Entre las leyendas clásicas, siendo el máximo
general de Dios, liquidó con una sola mano y en una sola noche a los 185.000
hombres del rey asirio Senaquerib, allá, cerca del siglo I a.C.
Cuentan que Miguel envió a Satanás al
abismo y lo selló por un largo tiempo. Según el Apocalipsis, escapará cumplido
el castigo y producirá la destrucción del mundo. Por una cuestión de confianza
y enorme influencia con la divinidad, Miguel tiene en su poder la llave del Infierno.
Los musulmanes describen alas color
verde esmeralda, cabellera de tono azafrán y en cada uno de los cabellos un
millón de bocas y lenguas que, con un millón de dialectos, imploran el perdón
de Dios. El Corán informa que los querubines descienden de las lágrimas de
Miguel, causadas por los pecados de la fe.
En la Edad Media, la Iglesia ansiaba
captar a los paganos que adoraban al dios Mercurio. Es por ello que dotaron a
Miguel con varios atributos en un acto de sincretismo. De esta manera, Miguel
pasó a ser la entidad benefactora y compañera del alma hacia el otro mundo y
sus capillas a ocupar las de Mercurio, situadas antiguamente sobre las colinas
de la Galia romana.
El arcángel Gabriel preside el Edén, es
mandatario de los querubines y está dotado por 140 pares de alas. Gabriel suele
sentarse a la izquierda de Dios, expulsa del Paraíso a los disidentes y
adoctrina a las almas desde el seno materno.
Algunos textos han corrido el rumor de
que su aspecto andrógino resalta cuando se mezcla entre las demás huestes
angelicales. Los estudiosos han resuelto en declarar que Gabriel representa la
femineidad.
Para los mahometanos, Gabriel dictó la
totalidad del Corán a Mahoma, porque conocía el arte de la verdad. En la
tradición judeocristiana es el ángel de la anunciación, resurrección y
misericordia, para no hablar de la revelación y la muerte. Es quien anunció a
María la llegada del Salvador y a Isaac la llegada de Juan el bautista. También
ayudó a Juana de Arco ante el avance inglés.
El arcángel Rafael es guardián del
árbol de la vida en el Edén y encargado de curar la Tierra y las enfermedades
de los hombres. Es el ángel del conocimiento y la ciencia, incluso alivió a
Abraham del dolor de la circuncisión ya que el viejo patriarca había eludido
aquel rito durante la niñez.
Rafael tiene seis alas y es el más
sociable y divertido de los ángeles… Con ánimo amistoso, Rafael supo regalar a
Noé un libro con instrucciones precisas en la construcción del Arca.
Me parece verlo, sentado en la vereda,
contando chistes y refiriendo rimas chuscas, pero es un agregado mío.
Acerca del arcángel Uriel, es príncipe de los serafines y los querubines. Asiste
a la humanidad en el plano mental, esto es, pensamientos, ideas,
creatividad, percepción, juicio, magia, alquimia, astrología, conciencia
universal, etc. Es el enlace del hombre a los planos espirituales y revela cómo
encontrar el poder interior a través de un proceso que ayuda al individuo a un
profundo cambio de conciencia.
La versión cristiana dice que Uriel
preside la energía del sol y el que traerá el
fuego al momento que se desate el Apocalipsis.
Representando una figura andrógina y alada, su símbolo es una espada flamígera.
Resulta sencillo intuir que debe tener algún carguito en el Infierno, más allá
que muchos juran que en el Infierno abunda el frío y la oscuridad.
Dentro del misticismo judío,
el arcángel Raziel es guardián de los secretos y misterios de Dios. Sus
apariciones suceden en medio de un brillante fuego blanco. Cuando se desplaza, bate
sus alas para que su aliento llameante no consuma a los querubines que lo
acompañan.
Finalmente, los ángeles. El término
refiere a la categoría en que las principales religiones monoteístas
han dividido a la burocracia celestial. Los ángeles cuidan a la persona a lo
largo de toda su vida. Están dispuestos a ayudarnos, siempre y cuando aceptemos
la presencia de Dios.
Sea cual fueren sus cargos, los ángeles
tienen su propia fuerza y persistencia. Dan fe de las necesidades y deseos
humanos, pero también de una frontera trascendente que marca o bien un límite a
lo humano… O bien que más allá de los humano puede no haber límites.
6
La antigua teología consideraba a los
ángeles ministros de la providencia y que eran materias luminosas, ya que les
parecían una reverberación o reflejo de la divinidad. ¿Y cómo explicar desde la
razón, algo que es espíritu puro y carente de cuerpo?
Los artistas medievales resuelven
darles una naturaleza antropomorfa, generalmente en el aspecto de niños
regordetes y de cabellos rubios.
Los principales atributos del ángel son
la luz y las alas y a partir del siglo V el nimbo circular, el cetro y la
esfera celeste. El nimbo es ese círculo luminoso que se halla encima o detrás
de las cabezas de las imágenes divinas o de santos como símbolo del aura que
emanan.
Según la Biblia, solo los serafines
tienen alas que abrigar sus ojos de la divinidad. Las imágenes del Arca de la
Alianza son querubines recubriendo el propiciatorio.
En realidad, fue hacia fines del siglo
IV que los pintores y escultores los dotaron de alas para reflejar su condición
etérea. Es una percepción artística que los distingue de los mortales, de
hecho, sus representaciones en las iglesias parecen indicar su residencia en el
Cielo.
Las imágenes medievales recogen esta
cuestión lumínica en virtud de túnicas o alas blancas, doradas o multicolores.
Los primeros ángeles parecían no tener
alas, pero por influencia de las visiones proféticas de Ezequiel y de las
imágenes de seres alados del mundo grecorromano, este elemento se popularizó.
Así como las ruedas de la visión de Ezequiel, las alas simbolizan el incesante
movimiento de los ángeles y su función de mensajeros celestes.
Normalmente se adaptan al marco de la
representación artística, de modo que puede aparecer una plegada y otra
estirada, contraviniendo la lógica.
Cuando los ángeles son varones
adolescentes, sus vestidos varían en el curso de la Edad Media. Durante la
etapa del arte cristiano vestían una larga túnica blanca o un cinturón dorado,
símbolo de pureza espiritual, ayuna de cualquier pecado.
Si en una obra artística llevan la
cabeza descubierta, mirada baja, manos extendidas, alas plegadas y rodillas
flexionadas, entonces están adorando a Dios. En cambio, si portan una cruz en
la frente o están armados con los instrumentos de la crucifixión, entonces señalan
la veneración y el cumplimiento del amor humano hacia Cristo.
Los escultores del Renacimiento solían
personificarlos en las tumbas infantiles como bebés bailando y jugando. El
detalle de las arpas es un agregado que pertenece a John Milton.
En el arte bizantino se los concibe
cortesanos y por ello visten trajes fastuosos que imitan los usados en una
corte y llevan las manos veladas en signo de respeto y homenaje a su soberano.
En el arte occidental y por influencia
del teatro litúrgico del siglo XIII, los ángeles eran interpretados por los
diáconos, representados con traje sacerdotal, agitando incensarios o
sosteniendo cirios.
En El Paraíso Perdido, J. Milton asegura que los ángeles
gozan del libre albedrío y no mueren, pero pueden caer heridos en combates.
Pero lo más sorprendente es que les encanta hacer el amor y no para concebir a
otros ángeles, sino por la búsqueda del placer en el sexo…
Los ángeles de Milton son
alternativamente masculinos o femeninos, es decir, intercambian de sexo con su pareja. Este
último detalle huele afanado a los griegos, que eran bastante fogosos.
En palabras de Milton, hasta Satanás
disfruta del sexo al unirse al ángel del pecado para engendrar al ángel de la
muerte. Para Milton, los ángeles no son sino un espejo en el que todos podemos
vernos, así que no jodamos.
Swedenborg tenía por hábito conversar
con demonios y ángeles. Con el tiempo aprendió que para ingresar al Cielo las
almas debían ser justas e inteligentes. Posteriormente, William Blake añadió la
condición del conocimiento artístico. A continuación algunas consideraciones…
- Los ángeles son almas que eligieron el
Cielo. Pueden prescindir de las palabras, es más, basta que un ángel piense en
otro para tenerlo junto a él.
- Dos personas que se han amado en la Tierra,
forman un solo ángel en el Cielo.
- El mundo angélico está regido por el amor y
cada ángel ocupa un Cielo.
- Su aspecto es la de un ser humano perfecto.
- Aunque miren hacia el norte, sur, este u oeste,
encontrarán a Dios cara a cara.
- Los trajes de los ángeles resplandecen
acorde a su inteligencia.
Thomas Moore, un escritor del siglo
XIX, publicó un poema corto en el cual dedica tres relatos de ángeles.
El primer poema habla de un ángel prendado
de la bella Lea -pero, ¡ay!- su amor era meramente carnalidad, mientras que
ella apuntaba a la espiritualidad.
Un día reveló la palabra mágica que
abría las puertas del Cielo y esa fue la perdición del ángel... Ni bien la
pronunció, Lea subió al Paraíso y él relegado eternamente en la Tierra.
El segundo es del ángel Rubí, enamorado
de Lilis, decidido a exhibir toda su gloria. Sin embargo, la transfiguración
resultó funesta… Acabó reducida a cenizas, no sin antes dejarle un beso que aún
lleva marcado en su cara.
El último poema cuenta que el ángel
Zaraph sintió tanta pasión por Nama, que confundieron amor, música y
devoción... Por aquel pecado fueron condenados a vivir entre las cosas
mundanas.
Básicamente, tres ángeles fracasan al
pretender el amor de una mortal y no dejan espacio a la moraleja… O sí. Una
referida a la discreción de los atributos, sobre todo si son de índole divino.
La otra moraleja es que todo atributo
resulta superfluo, por muy divino que fuese. Si la vida consiste en una
búsqueda de sentido, entonces habrá que emplear las mismas armas con las cuales
usted construye y sostiene sus creencias –justamente- que imaginan un salto
hacia la trascendencia. Obviamente, no estoy hablando de conseguir una mejora
laboral, sino hallar alguien para compartir un camino.
Tal vez la certeza de ángeles no sea
más que una reacción a esa ausencia tan palpable de señales. El universo quiere
manifestarse, pero sus palabras parecen bien escasas.
Y el amor debería ser un gran salto hacia
algo que excede lo corporal, algo que no padezca la corrupción de lo material.
Por eso la metafísica postula la existencia de algo más, escapándose. Lamentablemente,
siempre hay una explicación lógica que justifica lo sucedido.
Una vieja leyenda cuenta que la luna es
una vocecita del Cielo. Y entonces, justo durante una noche de luna llena,
usted escucha una voz enigmática y siente que a partir de ese evento, en ese
instante en que se van quedando solas las cosas, la tristeza ha cambiado su tonalidad.
Los ángeles son las
divinidades últimas, pero también presentimientos de nuevas dichas.
7
En el arte existe una extensa cantidad
de imágenes de ángeles mujeres, sin embargo, en los mitos bíblicos están
prolijamente ausentes. Al contrario de lo que pasa en el Infierno, donde la
diversidad parece más equilibrada. El caso es que la Biblia no propone ni un
solo nombre, ni una sola referencia acerca de un ángel femenino.
Para justificar esta falta de
referencias, los teólogos juran que los ángeles no son ni hombres ni mujeres,
al menos en la forma que entendemos las diferencias de género. Sin embargo,
cada vez que la Biblia menciona a un ángel lo hace en su forma masculina. Y
entonces, ¿dónde están los ángeles femeninos?
La mayor parte de las apariciones
angelicales son genéricas, es decir, no dicen su nombre y se encargan de
completar su trabajo. Pero cuando necesitan darles un nombre, estos suelen ser
masculinos. El único es el profeta Zacarías, aunque sin la palabra ángel para
referirse a ellas, sino como mujeres aladas. Las describe con alas de cigüeña,
un pájaro impuro según los mitos hebreos.
Si no abundan en la Biblia, ¿por qué
son encarnados en el arte con aspecto femenino? Al no contar con referencias
bíblicas, es posible que estén relacionadas con antiguas tradiciones paganas,
sobre todo los mitos griegos, como Niké, diosa de la victoria. Y en cierto
punto eran ángeles, pues aparecían repentinamente y entregaban mensajes,
empuñando espadas y luchando en los campos de batalla, como las valquirias de
los mitos nórdicos.
Los ángeles no pueden producir su
descendencia, lo cual no significa que no posean género. Tras la caída, algunos
ángeles se unieron a mujeres humanas y engendraron aquella legendaria raza de
gigantes llamados nephilim.
Que ángeles caídos participen en
asuntos reproductivos -sujetos al castigo divino- aumenta la probabilidad de
más de un género, pero que no se mencionen explica que cualquier tarea en la
Tierra sea de naturaleza militar, tradicionalmente ejercida por ángeles
masculinos.
Antes de terminar, dos historias
relacionadas con ángeles mujeres.
El libro “Aradia o el evangelio de las brujas” fue publicado a inicios del
siglo XIX y describe los credos y ritos de una ideología vinculada a la
brujería en la región italiana de Toscana. Allí relata la historia de Aradia,
diosa de la luna, reina de las brujas y hermana de Lucifer.
De acuerdo a la leyenda, Aradia y
Lucifer nacieron del vientre de Diana y criados con dedicación, aunque
evidenciaron diferencias de temperamento.
Al parecer, Lucifer estaba muy
orgulloso del esplendor de su espíritu. Para esta tradición, no había sido
expulsado del Cielo, sino que decidió descender voluntariamente a la Tierra ya
que su orgullo le impedía servir al Creador.
Por otro lado, Diana reveló a su hija Aradia
el arte de la magia y así enseñarle a los mortales. Debido a ello, Aradia está
considerada la primera bruja de la historia. Aradia es una mezcla de ángel y
demonio, sin inclinaciones hacia el bien o el mal, pero la mayoría coincide en
suscribir su doctrina dentro de la magia blanca.
Mientras permaneció en la Tierra,
Aradia esparció su sabiduría sobre las mujeres, especialmente aplicada a la
medicina natural.
Se dice que las brujas de la Toscana
son las únicas que consiguieron preservar la antigua sabiduría de Aradia, sin
desviarse hacia un culto más oscuro y siniestro, como aquel que profesa
Lucifer, más asociado a la magia negra.
Con el paso del tiempo, Lucifer quedó
instalado en el imaginario como el principal enemigo de la cristiandad, en
cambio, su hermana Aradia fue olvidada salvo por unas pocas brujitas de
Toscana, quienes lograron preservar su culto algunos siglos más.
La segunda historia corresponde al
Libro de Enoc y relata que ángeles bajaron a la Tierra, atraídos por la belleza
de las mujeres. Más pronto que ligero, los ángeles se unieron con ellas y
concibieron una nueva estirpe de criaturas no consideradas por Dios.
Muy bien, Dios resolvió impedir que
esta raza de inmortales se apoderase del mundo. Y no acudió a héroes,
guerreros, santos, ni hombre en la Tierra. Disfrazado de nube de vapor, bajó al
Infierno y convocó a Yecum, una criatura demoníaca de extraordinaria belleza y
le encargó frustrar la invasión de los ángeles caídos.
Yecum adoptó la forma de una mujer de
belleza inigualable y de feroz determinación en los ejercicios del amor. Tanto
ángeles como híbridos perdieron interés por las mortales y cayeron enamorados
de Yecum.
Por pedido divino, Yecum debió acceder
al amor colectivo, así que congregó una multitud de ángeles en un valle de
Oriente, donde se organizó una orgía cuyos ecos aún se sienten en las arenas.
Cuando la lujuria dio lugar al hastío y al agotamiento, los ángeles y sus hijos
advirtieron la verdadera naturaleza de Yecum y murieron en el acto.
No se sabe a ciencia cierta el destino
de Yecum… Algunos creen que fue absuelta de sus pecados, pero Yecum no veía en
el amor ninguna falta. Al final rechazó la propuesta de la absolución y
continuó en el Infierno, donde mujeres de incuestionables técnicas deciden por
sí mismas acerca de su libertad.
¿Cree en la existencia de ángeles?
Cuando sucede la muerte de un familiar, de inmediato ese vínculo se extiende
más allá de su desaparición física. Y entonces, sea porque se trataba de
alguien muy cercano a nuestros afectos, porque ha sabido dar buenos consejos o
compartió inolvidables momentos, esa persona se convierte en una suerte de
escudero celestial que lo protegerá de cualquier adversidad. En otras palabras,
frente al dolor de la muerte de un ser querido, la conciencia tiende a revestir
de poderes divinos al ausente.
Y no estaría mal si fuese una condición
de tantas a cumplir, el asunto es que si vamos a postular que toda persona
fallecida es un ángel, en algún tiempo no habrá suficiente espacio en el Cielo.
De acuerdo, no queda bien lo que estoy diciendo, pero no veo necesidad de
morirse para convertirse en ángel. A mí me parece justamente lo contrario, es
decir, son pocos los ángeles y no están precisamente muertos.
Flaubert decía que de tanto mirar hacia
el Cielo, algún día nos iban a crecer alas y yo creo que cuando las formas y las figuras amorosas son
embellecidas por el presentimiento del alma y la alquimia de la inteligencia,
el cielo se despeja y lo terrenal se purifica con la presencia luminosa de la
mujer más hermosa del mundo. Recién ahí usted puede comulgar el milagro de lo
divino con lo humano.
Posdata…
Dedicado a la mujer más hermosa, cuya luminosa existencia alumbró y sigue
alumbrando los solitarios caminos de este que escribe.
Ignacio
5 de Setiembre de 2022