Vamos
a hablar de algunos artefactos mágicos o leyendas relacionadas con el arte de la
magia.
En la mitología nórdica, los objetos mágicos fueron obra de los enanos. Originalmente eran gusanos que se arrastraban en el cadáver del gigante Ymir, hasta que el dios Odín
les concedió un aspecto humano, inteligencia y talla pequeña para merodear el mundo subterráneo y trabajar las vetas más ricas de metales preciosos que la tierra provee.Los
enanos habitaban talleres subsuelos y no veían la luz solar por temor a ser
convertidos en figuras de piedra. Su talento en herrería, minería y el futuro
los hizo muy consultados.
Angantyr demandó una arma que
penetrara el hierro y la roca y los enanos forjaron Tyrfing, una espada con
voluntad propia y que, teñida su hoja de sangre, debía envainarse. La voluntad
de Angantyr fue ser enterrado junto a ella, pero la hija visitó la tumba a
medianoche, recitó hechizos mágicos y obligó a Angantyr egresar del más allá y
ceder la preciada espada.
Según el mito, la espada pasó a
manos de diferentes héroes, hasta que terminó en el olvido.
El
martillo Mjölnir que portaba Thor era invención de los enanos. Se trataba de un
arma incandescente que repelía a los gigantes de hielo y retornaba a su mano,
por lejos que hubiese sido lanzado. En otro orden, el cinturón Megingjörð duplicaba la fuerza de Thor. También la nave
Skidhbladhnir que surcaba océanos y montañas con viento favorable propio,
cualquiera fuese el rumbo y proporciones para albergar a los dioses, corceles y
provisiones. Cuando no había necesidad de embarcarse, la nave podía guardarse
en un bolsillo.
Freyja husmeaba los talleres de
los enanos y entre el brillo de los hornos advirtió un collar de oro. ¡Nunca
había visto algo más bello, ni deseado tanto! Trató de comprar el collar
Brisingamen, pero los enanos se negaron y preguntó a qué precio agarraban viaje.
Ni lerdos ni perezosos dijeron que acostándose con ellos. Freyja aceptó y pasó
cuatro días y cuatro noches con los enanos.
Después del tiempo acordado, abrocharon
el collar alrededor de su cuello y regresó al Asgard.
El collar estaba hecho de
lágrimas de oro rojo, causadas por las largas temporadas que su marido, el dios
Odín, la abandonaba.
Aprendan a llorar los que
afectan tristeza durante la ausencia.
La
diosa Idun personificaba la primavera. Jamás tuvo nacimiento y no conocerá la
muerte. Presentada en el Asgard, repartió unas manzanas que desalentaban la
enfermedad y la vejez por un tiempo. Idun las guardaba en un cofre mágico y no
afectaba la cantidad extraída.
Una delegación de dioses y enanos
viajaron a la isla de Lyngvi, cerca del lago Amsvartnir y ataron al lobo Fenris
con un fino hilo sedoso compuesto los pasos de un gato, la barba de una mujer,
raíces de una montaña, la nostalgia de un oso, la voz de los peces y saliva de
los pájaros… Ninguna fuerza lo cortaría, ni siquiera la de un dios.
Hlidskialf
era un trono elevado del Asgard desde el que Odín y Frigg observaban los
sucesos del mundo.
En los albores del universo,
Odín visitó al gigante Mimir, guardián del árbol Yggdrasil y un manantial que
reflejaba la sabiduría y la memoria. El dios quiso beber sus aguas y a cambio
Mimir exigió un ojo.
Odín aceptó pagar el precio,
arrancó una rama del Yggdrasil y fabricó la Gungnir, una lanza sagrada en la
que los juramentos debían cumplirse.
Odín
montaba a Sleipnir, un corcel gris de ocho patas y armado con un arco mágico
que disparaba diez flechas simultáneamente.
La espada de Tyr era sagrada,
tanto, que su poseedor conseguía inexorable la victoria. Una noche desapareció
y consultada, la sacerdotisa rehusó divulgar quién la sustrajo o dónde lugar
hallarla.
Frithiof
heredó de sus padres la espada Angurvadel. Tenía empuñadura de oro bruñido y hoja
grabada con runas que enrojecían al estallido del combate.
Vidar
era alto y fornido, ataviado de armadura, espada filo ancho y un extrañísimo zapato
elaborado con sobras de cuero. La misión del zapato fue resistir los afilados
dientes y el mortal fuego del lobo Fenris durante el Ragnarök, el ocaso de los
dioses.
Con el ánimo de aprobar la paz
entre dioses y gigantes, ambos bandos escupieron en un jarrón. De la saliva
congregada nació Kvasir, dios sabio y bondadoso que andaba por el mundo,
instruyendo a los hombres.
Envidiosos de la sabiduría de
Kvasir, los enanos Fjalar y Galar esperaron a que durmiese para matarlo y
derramar su sangre en tres recipientes, Són, la expiación y Boðn, la oración y
el tercero el hervidor Odhroeir, la inspiración.
Más tarde mezclaron y
concibieron un aguamiel tan inspiradora, que, catada, convertía a cualquiera en
poeta, cantor o erudito.
Estoy
seguro que los artistas actuales no probaron aguamiel alguna, de lo contrario,
algo malo está ocurriendo con la mezcla.
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Las
alfombras voladoras eran legendarias y muy comunes en la antigua literatura arábica,
aunque su mención se remonta a los tiempos bíblicos. Por lo general, eran
confeccionadas en Bisnagar, ciudad de la India.
El
príncipe árabe Hussein compró una y explicaba que una vez sentado en la
alfombra había que desear un sitio y en un abrir y cerrar de ojos, usted estaba
allí y no importaba la distancia o si era de difícil acceso. Sin embargo, en
las diversas tradiciones las alfombras mágicas levantan vuelo y transportan al
pasajero al destino indicado.
La
alfombra del rey Salomón estaba hecha de seda verde con tramas doradas y medía
sesenta millas de largo por sesenta de ancho. Era tan grande que cabía su
séquito. Por lo demás, una bandada de pájaros acompañaba a la comitiva y
protegía de los impiadosos efectos solares. El sabio Ibn al-Furat añadió en sus
libros que resultaba inútil copiar los diseños debido a que sus formas,
dimensiones y colores alteraban al ser miradas de cerca.
Alfombra muy célebre –la última
vista- fue la que adquirió Hasan, príncipe de los emiratos del golfo. Hasan
tenía dos hermanos de sangre, Ali y Acmed y una hermanastra, Nurinarda.
Un día, el emir y padre de Hasan
prometió la mano de Nurinarda al que trajese a su corte el objeto mágico más
asombroso. Ali consiguió un tubo de marfil con el que podía observar lo que sea
y Acmed una manzana que curaba enfermedades. Hasan compró una alfombra
voladora, lejos, el objeto menos asombroso de los mencionados.
El emir fue incapaz de arbitrar
el más maravilloso y resolvió la cuestión de otra manera… Hizo un concurso de
arquería del que Ali salió vencedor. Hasan, viendo que ni un milagro
garantizaba un amor, decidió una vida de meditación. No volvió a tocar la
alfombra y se desconoce su paradero. Dicen que está perdida en algún sótano de
Bagdad.
Fíjese
qué interesante la historia de Hasan. Advirtiendo que un milagro no iba a darle
el amor que deseaba, prefirió el retiro espiritual. ¡Qué destino tan triste! El
tipo consigue una alfombra que vuela y resulta que en un concurso de arquería sus
ambiciones amorosas son puestas a la misma altura que cualquier placer mundano.
O sea, es la tristeza del que sobreponiéndose a la mediocridad, mediante esfuerzos
y pertinacia, consigue hacer un milagro, una hazaña heroica o una demostración
de inteligencia y después no le servirá para nada porque vendrá otro a ofrecer
un departamento en Vicente López y le ganará.
Otra
historia.
El hijo de un artesano era
ladrón y el califa Harun al-Rashid dispuso condenarlo a muerte, a cambio de un
método que comprobase la sinceridad de un hombre.
A las pocas semanas, el artesano
entregó al califa unos lentes mágicos, hechos de una delicada armazón dorada y
cristales gruesos. Declaró que podría identificar a los honrados, no tanto a
los deshonestos y a los canallas ni siquiera percibirlos.
El califa Harun al-Rashid
arregló una espléndida cena para la clase alta de Bagdad. Llegaron los
invitados y probó sus lentes mágicos, pero solo vio a un humilde sirviente.
Acto seguido lo hizo llamar y le concedió un puesto en el Califato.
Pasaron los meses y Harun
al-Rashid descubrió amargamente que la figura del nuevo funcionario también
comenzaba a opacarse. El califa perdonó al hijo del artesano, rompió los lentes
mágicos y eligió una realidad… Más bien, difusa.
Un
antiguo proverbio apunta que la integridad es verificable con la reacción al
poder. Supóngase, un señor consigue un cargo en la municipalidad gracias a una
palanca. Pronto sentirá que el poder diabólico de la burocracia amenaza su honestidad.
Esto quiere decir que no hacen falta lentes mágicos, ni superpoderes para
desenmascarar a un potencial canalla… Bastará esperar a que el sistema lo
corrompa.
En Almagro vivía un mago que no
conocía ningún truco. Frecuentaba pequeños teatros, bares humildes y kermeses
barriales Su número era bastante modesto y consistía en golpear la galera con
una varita y que apareciera una paloma… La galera muerta de risa. Obviamente,
la carencia de dobles fondos, mangas hospitalarias o juegos de manos,
desalentaba la manifestación de cualquier paloma.
Aquel hombre deseaba alcanzar la
verdadera magia. Y en cada actuación suya, en cada golpe de varita, la
esperanza de un milagro. De ningún modo se contentaba en técnicas artificiosas,
no, señor. Él quería que su paloma apareciera.
Largas temporadas acompañaron la
desilusión y los silbidos y nada cuesta imaginar que el mago quería un milagro.
Una noche se presentó en un club
y pronto vino el turno de actuar. Dio el clásico golpe de varita y de la galera
salió algo… Una paloma blanca volando hacia una ventana y perdiéndose en la
inmensidad de la noche. Apenas hubo aplausos. Será que la gente prefiere un
arte hecho de trampas ruidosas, en ausencia de milagros puros.
El mago no pisó más los
escenarios. Tal vez siga haciendo aparecer palomas en la más absoluta de sus
soledades.
En
los teatros, las funciones sirven a una simetría, a un acorde, a una señal
previa. Y entonces, las formulaciones oraculares se cumplen, los héroes
obedecen su designio y la tragedia se define claramente. Al contrario, la vida
resulta desprolija y culmina en cualquier parte, mucho antes del último acto. Y
no hay recompensa a la inteligencia, ni castigo a los malvados.
Sea
el acto de magia más asombroso o modesto, el escéptico siempre es un
instrumento de su propio deseo. Como la musa del pintor o la rima del poeta.
Quien
quiere verlo todo, hay algo que no puede ver… Los infinitos límites de la
alegoría. Y no hay peor ciego que aquel que no puede oír.
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Los
objetos mágicos no son habituales en la Antigua Grecia.
Conmovido porque los humanos no
podían asar el alimento, Prometeo fue al Olimpo y robó un poco de fuego del
carro de Helios. De esta manera, la humanidad se liberaba del yugo de los
dioses. Naturalmente, aquella afrenta despertó los celos de Zeus, quien urdió
un plan para castigarlo a él y a su hermano Epimeteo.
Para ello, Zeus tomó un bloque
de piedra y esculpió una mujer, a la que llamó Pandora. Otra versión dice que Hefesto
tomó arcilla del cielo y mezcló varios aportes de los dioses, como belleza,
sabiduría, gracia, persuasión y una curiosidad insaciable… Una mujer hecha con
pedazos de cielo no está mal.
El caso es que Zeus envió a
Pandora para seducir a Epimeteo, además de un misterioso cofre. Como Prometeo desconfiaba
de Zeus le avisó a Epimeteo que tuviese cuidado, pero cayó rendido a los pies
de Pandora.
Y ahí no termina la cosa… Pandora
husmeó el contenido del cofre y todos los males escaparon. Enfermedades, vejez,
fatiga, violencia, plagas, envidia, vicios, mezquindad y estupidez andan sueltos
desde entonces. Todos, excepto la esperanza, atrapada en el fondo.
Entre
los griegos, la esperanza era uno de los tantos males, aunque no el más grave. No
es un instrumento natural y concreto que salvará a la estirpe humana de la
extinción, sino una paradoja cósmica para reflexionar los engaños metafísicos frente
a la tragedia.
Casi
a modo de epílogo, Pandora se disculpó, pero Epimeteo no la perdonó. A favor de
Pandora diré que es inútil resistirse a una mujer hecha con pedazos de cielo.
El collar de Harmonía fue un
objeto mágico que traía mala fortuna. De acuerdo al relato mítico, forjado de
oro y joyas y aspecto de dos serpientes cuyas bocas formaban un broche.
Las malas lenguas afirman que
Afrodita, esposa de Hefesto, tuvo un affaire con Ares y de la unión nació
Harmonía. Muy bien, en la boda de Harmonía y Cadmo, Hefesto obsequió el collar
a Harmonía. Cuando la muerte los llamó, Harmonía y Cadmo ingresaron a los
Campos Elíseos, transformados en serpientes. La desgracia se propagó a Sémele,
hija de ambos, fulminada por un rayo de Zeus.
El curso maldito recayó en la
reina Yocasta, Polinices, Erífile, Arsínoe y los hermanos Anfótero y Acarnán,
quienes decidieron destruirlo en el Templo de Atenea, en Delfos. Sin embargo,
el tirano Phayllus alcanzó a afanarse el collar, pero uno de sus hijos
enloqueció, prendió fuego la vivienda y liquidó a la familia entera… Ahí el
rastro del collar se pierde por completo.
En
muchas historias con objetos mágicos se desvela una trampa, póngale, el tercer
deseo del genio es la maldición del solicitante. Quiere decir que el destino opera
alrededor de la trampa, porque sus acciones se ajustan a las leyes naturales.
Los dioses no faltan a sus promesas, no violentan las leyes de universo y sin
necesidad de falta a su palabra, a usted lo hacen desdichado, víctima de
injusticias, enfermedades, etc.
Argo fue
una nave mágica tripulada por Jasón y los argonautas. La proa tenía dones
proféticos ya que había sido hecha de un roble procedente del oráculo de
Dodona. Otras versiones señalan que era una
madera mágica del bosque de Dodona que hablaba y proporcionaba profecías.
Giges era un pastor al servicio
de Candaules, rey de Lidia. Tras una tormenta y un terremoto, vio cómo se abría
una inmensa grieta. A continuación halló un caballo hueco con un cadáver y un
anillo dorado que otorgaba la invisibilidad. Giges no dudó un instante y aprovechando
este poder, gambeteó la guardia de palacio, sedujo a la reina Nyssia y juntos
mataron a Candaules para quedarse con la corona.
En el marco de un banquete organizado por Polidectes, Perseo
ofreció la cabeza de Medusa. Acuérdese que a diferencia de Esteno y Euríale,
Medusa carecía de inmortalidad, aunque mortífera. Perseo consultó a las Grayas,
criaturas horribles que conocían las armas precisas y se hizo con un bolso para
resguardar la cabeza de Medusa que, aún decapitada, petrificaba. Asimismo, recibió
del dios Hermes una espada adamantina y sandalias aladas, de Hades el casco de
la invisibilidad que utilizaba para visitar al reino de los vivos y de la diosa
Atenea un escudo de bronce pulido.
Metamorfoseado
en un toro blanco, Zeus raptó a Europa, una princesa fenicia. Luego de un largo
viaje, se unieron en la isla de Creta y dio a luz a Radamantis, Minos y
Sarpedón. Zeus la abandonó, no sin dejarle algunos regalos.
El
primero consistía en una jabalina que no fallaba el objetivo, el otro era
Talos, un autómata de bronce que siempre protegería a Europa. El último regalo
fue Laelaps, un perro de caza que no perdía a sus presas…
A la
distancia, los ositos de peluche y los alfajores de chocolate palidecen delante
de los regalos de Zeus.
Enardecido
por la muerte de Patroclo, Aquiles le pide a Hefesto un nuevo juego de armas.
En una noche completa la armadura jamás hecha, esto es, grebas de estaño
brillante, casco con una cresta dorada y un escudo mágico en el cual estaba
representada la gesta heroica de un modo vívido.
El centauro Neso quiso violar a
Deyanira mientras la ayudaba a traspasar el río Eveno. Su marido Heracles se
dio cuenta y le ensartó una flecha envenenada en el corazón. En la agonía, Neso
reveló a Deyanira que su sangre aseguraba el amor eterno, así que Deyanira
guardó un poco.
Después de tanta humillación y
harta de infidelidades de su marido, Deyanira embadurnó las túnicas con sangre
del finado Neso. Heracles vistió la túnica y el cuerpo envenenado llenó de
ardor y muerte.
Las
Parcas regalaron a Hermes un ojo mágico que simbolizaba la percepción y el
dominio del lenguaje de los bosques, una hoz para cortar letras del alfabeto de
los árboles y una máscara que ahuyentaba a los indiscretos.
Eris era la diosa de la discordia, hermana de Ares,
dios de la guerra y descendiente de Nix, la noche. Sus hijos fueron más bien
abstracciones y allí está Ponos, la pena, Limos, el hambre, Lete, el olvido,
Algos, el dolor y Horcos, el juramento.
Parece que los dioses estaban contentos ya que se
casaban Tetis y Peleo, pero para no arruinar la velada eligieron no invitar a Eris.
Muy ofendida, la diosa entró de colada y lanzó una manzana dorada cuya
inscripción “Kallisti” significa “A la más hermosa”. ¡Imagínese el revuelo que
se desató entre las diosas presentes! Zeus paró la pelota y resolvió que Paris
solucionase la cuestión.
El resto pertenece a otra historia.
Es probable
que la famosa manzana dorada haya sido una naranja. Y no importa. No viene al
caso. Podría haber sido un zapallo, una baldosa o una radio a transistores y
aun no perdería valor mágico. Iríamos a la Guerra de Troya por amor a la mujer
más hermosa del mundo.
Déjeme
decirle que el amor es hijo de la poesía y que la magia no reside en el objeto,
sino en aquel que recoge el engaño. Son dos cosas distintas.
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En tiempos lejanos, el mundo del espejo y del hombre estuvo comunicado
y ambos reinos vivían en perfecta armonía, aunque no coincidían en sus formas y colores –quiero decir- los espejos eran puertas mágicas que comunicaban un
lado con otro.
Cierta noche la gente del espejo invadió la tierra y
tras una larga lucha, el Emperador Amarillo
consiguió derrotar a los invasores.
Encarcelados en los espejos, el Emperador les ordenó repetir los actos de los hombres.
El consejero imperial auguró una nueva revolución de
parte de la gente del espejo. Dijo que primero advertiremos pequeñas imperfecciones en los reflejos, luego oiremos sonidos extraños y un color
desconocido señalará el inicio de la invasión.
Esta vez, las barreras de vidrio se romperán y la gente del espejo
vencerá.
A
mí me gustaban los espejos laterales de los antiguos botiquines, esos que a
usted le permiten verse a sí mismo, mirándose, pero varias veces y desde nuevas
perspectivas. Por eso es necesaria una vigilancia permanente sobre los espejos… Digo, ¿qué lejos
está la rebelión y la
venganza, esperándonos? ¿Resistiremos la
horrible condena de repetir movimientos
ajenos? ¿Quién asegura sus
movimientos? Cabe la posibilidad de
que nuestra libertad no sea más que
el cumplimiento de conductas y
voluntades ajenas.
Así
están las cosas… Algún día el mundo del espejo volverá a rebelarse… O quizá lo
haya hecho.
Fionn era cazador y junto a Finnegas fueron en búsqueda del salmón del
conocimiento, una creación mágica que contenía la sabiduría del mundo.
Logrado el
objetivo, Finnegas instruyó a Fionn en su preparación y producto de un
descuido, Fionn se quemó el pulgar en el fuego. Lo metió en su boca para calmar
el dolor y enseguida obtuvo el conocimiento.
En
los cuentos populares rusos, Baba Yaga vive en las profundidades del bosque, en
una casa asentada sobre patas de gallina y rodeada de árboles y cráneos
brillantes. La apariencia es la de una anciana con pechos y dientes de piedra.
Camina encorvada como si fuera una suerte de sapo, las arrugas surcan un rostro
grisáceo y sus escasos cabellos son blancos. La opinión general dicta que es
malvada y gusta comerse a los niños. Otros que es buena y de hecho acostumbra
ayudar, por ejemplo toma una hoja de un árbol y la convierte en una pelota rueda
frente al extraviado, enseñándole el camino a la patria. O si precisa superar
un lago o un río, arroja una toalla y la transforma en un bonito puente.
En Frigia, actual Turquía, un rey murió sin descendencia. Para resolver
la sucesión al trono, el oráculo del templo indicó que debía coronarse al
primer hombre que llegase a la ciudad, montado en un carro tirado por bueyes.
Aquel hombre fue Gordias, futuro padre del Rey Midas.
Ahora bien, en agradecimiento,
Gordias realizó lo siguiente… Ató una lanza al yugo de su carreta y a cuyos
cabos, escondían en el interior. A esta ofrenda se la conoció como el nudo
gordiano y el oráculo pronunció que quien pudiese desatar ese nudo,
conquistaría toda Asia.
En marcha hacia la conquista del
Imperio persa, Alejandro de Macedonia cruzó el Helesponto, llegó a Frigia y
tuvo que enfrentar el reto del nudo gordiano… Solucionó el problema cortándolo
con su espada y durante la noche una tormenta de rayos azotó la ciudad. En
palabras de Alejandro, significaba que Zeus estaba de acuerdo con la resolución
del asunto.
La
expresión “nudo gordiano” se refiere
a una dificultad u obstáculo que no puede resolver o resulta de difícil
solución, especialmente cuando esta situación solo admite soluciones creativas
o propias del pensamiento más refinado.
¿Adónde irán varitas ayunas de milagros, nudos
complicados, lámparas con genios cansados de ansiar libertad, espejos silenciosos, alfombras que no levantan vuelo?
Con el transcurso de los años, cada objeto mágico tiende a verse inservible, a
debilitar esa fascinación que despertaba el entusiasmo por ver realizado el prodigio.
Esto ayuda a pensar nuestra propia humanidad ya desprovista de una utilidad, de
un valor estético, de un sentido decisivo.
Nos preguntamos, ¿y a qué desván secreto o depósito
inconcebible irán a amontonarse nuestros sueños, nuestras ilusiones, nuestras
pretensiones…? Es que también perderemos esa condición mágica que hacía de
nosotros, alguien único e irremplazable.
La última historia refiere a un
libro mágico que convida al olvido. Habrá de conjeturarse que avanzar en su
lectura, supone limpiar la mente de recuerdos. El mito aclara que el libro
tiene un texto cualquiera. Tal vez no sea sino un ejemplar escrito por autores
miserables. Pero ese y solo ese libro es el que provoca el olvido en un lector que
todavía no lo sabe. Y mientras conoce el espiralado Infierno de Dante, al rato ingresa
en las brumosas regiones de la desmemoria.
Sin embargo, no se sabe de nadie
que haya completado su lectura. Desde luego, quienes lo hicieron, pronto
olvidan. Esta misma circunstancia impide la existencia del libro, cuya
apariencia, estado y ubicación, también han sido olvidados.
Algunos afirman que existe más
de un libro del olvido y que son muchos los ejemplares mágicos que anulan los
efectos del recuerdo. También quienes leen para olvidad una pena de amor y entonces
recorren bibliotecas enteras con la esperanza de hallar el libro. Finalmente
están los que se cuestionan si acaso todos los libros no serán el libro del
olvido.
Quizá
la memoria esté destinada a borrarse y toda pena de amor a desaparecer del peor
modo… Y que apenas seamos relámpagos en la vida del otro… Relámpagos de cualquier
noche lluviosa.
5
de Noviembre de 2022
Nacho.